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Laura Borràs asume la presidencia del ‘parlament’ desafiando al Estado

El independentismo aumenta el control sobre la mesa y se conjura hacia la independencia

Santiago Abascal, ayer, a la entrada del ‘parlament’. ENRIC FONTCUBERTA

Publicado por
León

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Laura Borràs es desde ayer la nueva presidenta del Parlamento catalán. Fue elegida en segunda vuelta, con los votos de ERC y Junts, su partido. La CUP votó en blanco, pero por primera vez entró a formar parte de la mesa de la Cámara catalana, que tendrá cinco miembros independentistas y dos del PSC. Una mayoría absoluta aún mayor que la que tiene en escaños el secesionismo, que quiere convertir el Parlament, según las intenciones que mostró la nueva presidenta en su discurso de estreno, en un «instrumento» para un nuevo choque con el Estado.

Borràs inauguró la decimotercera legislatura catalana, avisando que va a por todas. «Ha de marcar un punto de inflexión en el avance hacia la independencia», advirtió. «Nuestro deber es mantener la inviolabilidad del Parlament, no permitiendo injerencias, quede dicho como declaración de intenciones», remató. La nueva presidenta de la Cámara catalana considera que el Parlament tiene «soberanía» y en consecuencia está dispuesta a seguir adelante en la tramitación legislativa, sea la materia que sea y digan lo que digan los tribunales. «En democracia la ley es la que se ha de adaptar a la voluntad popular, podemos legislar sobre todo lo que esta mayoría de la Cámara decida», afirmó, en clara advertencia al Tribunal Constitucional.

El discurso de Borràs fue un aviso también a Esquerra Republicana. La presidenta de la Cámara catalana es favorable a la vía unilateral y en campaña se mostró partidaria de reactivar la declaración de independencia, si el secesionismo superaba, como así ocurrió, el 50% de los votos. Este viernes no habló de DUI, pero sí de situar el arranque de la legislatura allá donde la dejó Carme Forcadell, es decir el 27 de octubre de 2017. Se declaró continuadora de la obra de Forcadell, pero en cambio ignoró a su antecesor, Roger Torrent, lo que molestó en Esquerra Republicana. Borràs no tuvo un estreno conciliador con sus socios, lo que anticipa una legislatura con una fuerte tensión entre los dos grupos mayoritarios del independentismo. Ambos tienen dos semanas para ponerse de acuerdo para pactar la investidura de Pere Aragonès y la formación de gobierno. Pero nada hace indicar que las relaciones entre los dos socios vayan a mejorar, a pesar de que todas las fuerzas en el Parlament dan por hecho que llegarán a un acuerdo. La primera votación de investidura será el 26 de marzo. ERC y JxCat necesitarán la abstención de la CUP, que gana peso en la legislatura catalana. Los anticapitalistas se negaron a apoyar la elección de Borràs.