Pablo Casado reprocha al presidente: "¿Usted quién se cree que es?"
PSOE, PP, Vox y Ciudadanos convierten el debate en el Congreso en un "ring electoral"
El pleno en el Congreso de rendición de cuentas sobre el estado de alarma y de presentación del plan de reconstrucción se transformó en un acto más de la campaña para las elecciones del 4 de mayo en Madrid.
Ese fue el tono de los duelos entre Pedro Sánchez con Pablo Casado, Santiago Abascal e Inés Arrimadas. Sí se habló de la pandemia y de los fondos europeos, pero desde la óptica electoral.
No fue una sorpresa porque todos los debates parlamentarios con el presidente del Gobierno a propósito de la crisis sanitaria son días de la marmota, en los que discute de casi todo menos de las cuestiones de fondo de la covid. Hoy el nuevo ingrediente era el adelanto electoral decidido por la presidenta de Madrid el pasado 10 de marzo, y las expectativas se cumplieron. Los dardos y reproches volaron por el hemiciclo.
El líder de la oposición subió a la tribuna de oradores con ganas de cuerpo a cuerpo, y para abrir boca espetó al presidente del Gobierno: "¿Usted quién se cree que es?" Se lo preguntaba, explicó a continuación, porque había acudido al Congreso con la nada por mensaje y con un discurso impregnado de "chulería" en una muestra de "auténtico desprecio al Parlamento", propia de un "Napoleón" que gobierna a golpe de decreto.
"Es usted -le reprochó- el peor presidente de la democracia", un título que el PP tenía reservado hasta ahora para José Luis Rodríguez Zapatero. "Hasta aquí hemos llegado", Casado subrayó que el discurso de Sánchez en el Congreso tenía, a su entender, poco que ver con la crisis sanitaria o la reconstrucción, asuntos en los que el presidente se dedica a "mentir y engañar", y mucho con la campaña.
El líder del PP animó a su antagonista a que no se desprenda del traje de candidato socialista porque así "nuestra mayoría absoluta está asegurada". Los ciudadanos, prosiguió, pondrán en la balanza la gestión de su Gobierno y la de la presidenta madrileña y el fiel, vaticinó, se inclinará a plomo por Ayuso.
Barra de bar
Sánchez no escurrió el bulto, y aunque dijo que no le iban "a encontrar" en el cruce de críticas y reproches, le encontraron. Afeó a Casado que se tomara el Congreso "como si fuera una barra de bar", con "gritos, insultos y un lenguaje faltón".
Una conducta que atribuyó a que el líder del PP está "impaciente por entrar en la campaña de Madrid ¿Será que no le dejan?" Metido en arena electoral, descendió a la presencia de Toni Cantó, "que está en todas las salsas", en la lista del PP y a la elevada resistencia de los madrileños a vacunarse con Astra Zeneca, un comportamiento que no se da en otras comunidades.
Será, insinuó, porque "no hay un compromiso claro de las instituciones" regionales con la campaña de inmunización. Todo servía para caldear el puchero electoral.
Como con Santiago Abascal, al que Sánchez acusó de ir a buscar "bronca" al barrio de Vallecas con un mensaje de "odio, furia y miedo".
El líder de Vox, pertrechado con un adoquín, había denunciado que Sánchez era el responsable de "la peor gestión de la pandemia en el mundo" y acusó al Gobierno de buscar "la liquidación de la oposición", que fue, denunció, lo que se buscó en Vallecas. "Qué libertad -se preguntó- no han cercenado, qué derecho no han pisoteado".
"Usted -replicó Sánchez- no sabe dónde tiene la mano derecha".
Tampoco Arrimadas escapó del rifirrafe. El presidente del Gobierno echó en cara a la líder de Ciudadanos que, después de que su partido fuera expulsado del Gobierno de Madrid y de que el PP le "robe" dirigentes, vuelva a apoyar a Ayuso. "Lo suyo con el PP es síndrome de Estocolmo".
Arrimadas había criticado antes a Sánchez y Casado por ser unos "cansinos" con sus continuas pullas. Una rivalidad impostada porque, dijo, desempeñan papeles intercambiables.
Unos debates cruzados a los que el resto de los grupos asistió con hastío. "Es insultante jugar con la salud en el ring electoral", se quejó la representante de Bildu, una protesta compartida por otros portavoces Ni siquiera una invitación de última hora de Casado a Sánchez para vacunarse juntos y "dar tranquilidad" a los ciudadanos calmó ánimos.
El presidente del Gobierno no respondió.