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Una oportunidad para 18 menores

Castilla y León admite a un grupo de los chavales que entraron en Ceuta ilegalmente. Madrid y Rabat pactan las repatriaciones

Un soldado del Ejército ayuda a un menor a salir del agua en la playa de El Tarajal. BRAIS LORENZO

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EFE

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El presidente de la Junta de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, confirmó ayer que la Comunidad acogerá a 18 menores trasladados desde Ceuta poniendo en valor la «solidaridad y colaboración» con esta ciudad autónoma.

En declaraciones a los medios de comunicación antes de participar en Madrid en la clausura de un ciclo de conferencias junto al alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, Mañueco reivindicó a Castilla y León como una «tierra de emigración».

«Somos una tierra de emigrantes y de acogida, y muy especialmente con los menores que necesitan apoyo», proclamó el mandatario autonómico popular, que a renglón seguido puso en valor la «solidaridad» con la ciudad autónoma de Ceuta.

Mañueco quiso lanzar un mensaje en «defensa de la integridad territorial de España» y de reconocimiento a «todas las personas con labor humanitaria y a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado» que están desplegados estos días en Ceuta.

Mientras, Madrid y Rabat habrían llegado a un acuerdo para la repatriación a Marruecos de cientos de migrantes que pululan por las calles de Ceuta. Según algunos testigos, las fuerzas marroquíes fronterizas abren periódicamente las puertas de la valla que separa ambos países y permiten la entrada de grupos de personas que traspasaron la frontera en la mayor avalancha de la historia reciente.

La policía española recorre las calles de Ceuta para localizar a los migrantes que no son menores y expulsarlos del país.

Las autoridades marroquíes están fletando autobuses gratis para que los emigrantes devueltos desde Ceuta o aquellos que no lograron acceder los pasados días a la ciudad puedan regresar a sus domicilios. La calma ha vuelto a la ciudad fronteriza tras los graves disturbios que se registraron por parte de ciudadanos marroquíes llegados a la frontera y que se encontraron con que Marruecos ya no les dejaba pasar. Hubo incidentes nocturnos y reyertas entre las fuerzas antidisturbios marroquíes y los emigrantes que lanzaron piedras y quemaron neumáticos.

Mientras, hay una movilización visible de las fuerzas del orden que alejan a todos los sospechosos de ser candidatos a la emigración, poniendo fin así a una inédita crisis migratoria nunca vista entre los dos países.