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Sánchez aprovecha el aval de los empresarios para cercar a Pablo Casado con los indultos

El presidente del Gobierno alega que la «discordia partidista o territorial» supone un «lastre» para la economía

Sánchez y el primer ministro italiano Mario Draghi contemplan ayer una panorámica de Barcelona. MONCLOA

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León

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Pedro Sánchez jugaba ayer en territorio amigo. El presidente del Gobierno participó en la clausura de la XXXVI Reunión del Cercle d’Economía de Barcelona sabedor de que hablaba ante un auditorio que ve en su decisión de conceder los indultos a los condenados del ‘procés’ un paso necesario para alcanzar la «paz social». Así se lo dijo expresamente el presidente de la entidad catalana, Javier Faus. Bajo ese manto, depués de haber recibido también el respaldo del presidete de la CEOE, Antonio Garamendi el jueves, se lanzó a hacer un llamamiento al PP para que abandone una actitud beligerante que, adujo, supone un «lastre para la economía».

La que concluye ha sido una semana dulce para el presidente del Gobierno no sólo por ese aval desde sectores económicos a la controvertida medida de gracia para los líderes del intento secesionista de 2017. La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, trajo el miércoles bajo el brazo a Madrid la aprobación del plan español de recuperación que abre la puerta a recibir 140.000 millones de euros en siete años ,y algunos de los grandes representantes del Ibex mostraron, en el foro catalán por el que esta semana también pasó Pablo Casado, su optimismo respecto a las posibilidades de crecimiento de España. «Nos vamos a salir del mapa», llegó a decir la presidenta del Banco Santander, Ana Botín.

Todos esos actores, en todo caso, incidieron en algo: que para aprovechar las oportunidades que el nuevo tiempo ofrece serán necesarios los consensos. Y eso dio pie a Sánchez para, sin mencionar expresamente al PP ni citar la palabra ‘indultos’, reclamar de manera al primer partido de la oposición que baje el diapasón.

«La concordia —adujo el presidente del Gobierno empleando el mismo término con el que hasta ahora ha justificado el perdón a los impulsores del ‘procés’ en contra del criterio del Tribunal Supremo y la Fiscalía— es también un valor económico, y la discordia partidista o territorial también es un lastre económico».

Sánchez matizó que por «discordia» no quería decir «discrepancias», «pluralismo» o «críticas», elementos propios de una una sociedad «viva y dinámica», dijo, sino que se refería a la estrategia del «cuanto peor mejor».

«La incitación al frentismo, al odio, acaban empobreciendo a la sociedad —insistió—. Tendremos que encontrarnos y reencontrarnos, volver al punto al que dejamos de escucharnos».

Los socialistas alegan que con su campaña de recogida de firmas contra los indultos, el PP vuelve a «pasarse de frenada», como hizo con su oposición al Estatut en 2006, el momento en el que el relato político del PSOE siempre ha situado el origen de la escalada que culminó con el amago de ruptura de la soberanía española once años después. Aun así, creen que en esta ocasión la ofensiva no está funcionando a los populares como entonces y que, en contra de lo esperado, la inflamación social es mucho menor.

EL MARTES DEL PERDÓN

A Sánchez aún le quedan unos días de «pedagogía» antes de que el Consejo de Ministros dé el paso que, según se ha apuntado en alguna ocasión desde el Gobierno, permitirá a Oriol Junqueras, Jordi Cuixart, Jordi Sánchez, Carme Forcadell, Dolors Bassa, Josep Rull, Joaquim Forn, Jordi Turull y Raül Romeva abandonar definitivamente la prisión pero no les rehabilitará para el ejercicio el cargo público. En principio, la decisión se espera para el próximo martes, 22. Y un día antes, expondrá en Barcelona, en el Liceo, su agenda para el «reencuentro».

Nada de lo dicho y oído esta semana —ni la posición de los empresarios, ni la de los obispos catalanes, también favorables al indulto— modificará aun así la posición de Pablo Casado. El secretario general de su partido, Teodoro García Egea, lo dijo ayer claramente. «Lo diga quien lo diga, o lo pida quien lo pida, el PP no se va a alejar nunca de la defensa del Estado Constitucional y de su oposición frontal a unos indultos injustos y arbitrarios, que no cuentan con el aval del Tribunal Supremo y cuentan con la oposición de la propia Fiscalía», dijo tras asistir al a investidura de Isabel Díaz Ayuso en la Asamblea de Madrid.

EL PRINCIPIO DEL FIN

Los populares siguen convencidos de que las elecciones madrileñas del 4 de mayo marcaron un cambio de ciclo político y la propia presidenta autonómica abundó en esa idea durante su discurso en la Cámara regional.

«Hoy empieza el fin del sanchismo», proclamó. Las probabilidades de que haya un cambio de estrategia no ya en lo político sino también en lo económico, son pues, nulas. Pero Sánchez volvió a pedir colaboración.

«Necesitamos estabilidad y unidad política para que todo esto —dijo en alusión al plan de recuperación— se materialice en la amplitud y con la potencia que deseamos. España no puede permitirse ahora el desacuerdo estéril»