Sánchez y Aragonès dan el segundo paso y se reunirán en la Moncloa
Pedro Sánchez y Pere Aragonès comparten que los indultos han sido «el primer paso» en la nueva fase de distensión política en Cataluña. El martes darán el segundo con un encuentro en la Moncloa. Una cita que debería preparar el terreno para el tercer paso, la reunión de la mesa de diálogo entre el Gobierno y la Generalitat.
Es el calendario que pactaron hace semanas y que estableció que ninguno de los dos adoptaría iniciativas respecto al conflicto político catalán sin el conocimiento del otro. La sincronía entre la salida de las cárceles de los presos indultados y el anuncio de la Secretario de Comunicación sobre la fecha de la reunión, apenas pasaron dos horas entre uno y otro, parece corroborar esa armonía.
Sánchez y Aragonès no han mantenido ninguna conversación cara a cara. Tienen buena relación y hablan por teléfono o a través de terceros con frecuencia, afirman en la Moncloa, pero no se han reunido desde que el líder de Esquerra se hizo con las riendas de la Generalitat tras la investidura del 21 de mayo ni en la etapa de interinidad que siguió a la inhabilitación de Quim Torra en septiembre pasado. Han tenido algún encuentro esporádico, como el saludo que intercambiaron hace nueve días en las jornadas del Círculo de Economía en Barcelona y volverán a verse el próximo domingo en la cena inaugural del Mobile World Congress en la que también estará el Rey, pero no se han sentado para una larga charla.
La cita en la Moncloa tendrá lugar una semana después de la aprobación de los indultos y 24 horas antes de que Sánchez acuda al Congreso a explicar las medidas de gracia, un debate con todas las papeletas para ser tormentoso.
Sánchez cree que cuenta con interlocutor fiable, más allá de la retórica independentista que maneja. Aragonès reconoce al presidente del Gobierno «la valentía ante la jauría» de la oposición, en palabras de su portavoz en el Congreso, Gabriel Rufián.
Pero la aparente sintonía no es suficiente para que superen, al menos por ahora, las desconfianzas atávicas entre el Gobierno de España y la Generalitat de Cataluña. La mesa de diálogo es buen ejemplo de ello.
De la reunión del martes debería salir la convocatoria de la mesa de diálogo, que celebró su primera y última reunión hace 16 meses y también en la Moncloa. Aragonès tiene prisa. Sánchez, no tanta.
Aunque el Gobierno pretende enmarcar la reunión con Aragonès en las audiencias protocolarias del presidente a los nuevos gobernantes autonómicos -la semana pasada recibió al presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, y el 9 de julio será el turno de la madrileña Isabel Díaz Ayuso- a nadie se le escapa que será un encuentro de profundo calado político.