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El Gobierno zanja la crisis del chuletón para no dañar más el pacto con Podemos

Las ministras moradas salen en defensa del ministro Garzón pero el PP pide la reprobación

El ministro Alberto Garzón pasa por delante de Pablo Casado en el Congreso. CHEMA MOYA

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León

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Tras la rotunda defensa del chuletón de Pedro Sánchez como contrapunto a las recomendaciones del ministro de Consumo para comer menos carne, ayer llegaron las buenas palabras en el Gobierno para no alterar la compleja cohabitación de ministros del PSOE y Unidas Podemos. Nadie arremetió contra Albert Garzón, que 24 horas después recibió muestras de apoyo desde la alianza morada.

La ministra de Industria, Reyes Maroto, todavía propinó una colleja a su colega, al que recomendó hacer campañas «en positivo» porque «estamos cansados de que nos digan lo que no tenemos que hacer». Pero fue la excepción. No hubo más críticas a Garzón dentro del Gobierno.

No así en la oposición, que insistió en reclamar su dimisión por el daño causado al sector ganadero. El PP incluso presentó una proposición no de ley para que el Congreso repruebe al ministro por «despreciar» al sector ganadero y haber «utilizado» recursos públicos para una campaña de «desprestigio» y «criminalización» del mismo. Pablo Casado aprovechó la polémica para censurar a Sánchez por su «gracieta» sobre cómo le gusta la carne porque da «vergüenza ajena». Calificó asimismo de «broma de Garzón y de todos estos comunistas 3.0» la campaña sobre la ingesta cárnica.

Desde el Gobierno insistieron en pasar página y achacaron la polémica a una descoordinación entre los departamentos de Consumo y Agricultura.

Lo cierto es que el documento España 2050, presentado por Pedro Sánchez a bombo y platillo hace dos meses, reconoce en su capítulo cuarto, página 190, que «el consumo de carne de la población española es entre dos y cinco veces superior al recomendable» y aconseja su reducción por su impacto en el medio ambiente. Esta restricción de ciertos consumos, añade el informe, «no provocará un empeoramiento de las condiciones de vida ni del bienestar de la ciudadanía. De hecho, probablemente ayudará a mejorarlas». El problema, dicen en el Ejecutivo, estuvo en las palabras escogidas para lanzar el mensaje.

Salmorejo y berenjenas

La Moncloa quiere poner punto y aparte para no tensar más la cuerda dentro de la coalición de Gobierno con Podemos, que tiene otros frentes y otras controversias más delicadas —léase salario mínimo, ley de vivienda o reforma fiscal— en las que tendrán que sortear aristas más afiladas.

Garzón, después de la bofetada que supuso el elogio de Sánchez al chuletón — «no me lo esperaba», dijo— recibió un día después de que estallara la polémica los respaldos de sus compañeras de Consejo de Ministros.

«Yo voy con Garzón, así que un salmorejo y unas berenjenas a la brasa», escribió en Twitter la ministra Irene Montero. La titular de Derechos Sociales, Ione Belarra, también le secundó: «Ya que la ONU y la estrategia España 2050 no son suficientes, quizás los 50°C que se esperan este fin de semana en zonas del país ayuden a entender la importancia de luchar contra el cambio climático y la propuesta del ministro de Consumo. Consumir menos carne, consumir local».

El secretario de Estado para la Agenda 2030 y secretario general del PC, Enrique Santiago, también rompió una lanza en favor de Garzón porque se ciñó a a la propuesta España 2050, un documento, recordó, «elaborado directamente por La Moncloa».