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Cambios en el Gobierno

Los traspasos de carteras dejan heridas tras el vaivén de Sánchez

La alegría de la exvicepresidenta Carmen Calvo choca con el desaliento de Ábalos e Iceta

El rey Felipe VI y el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, posan para la foto de familia tras el acto de toma de posesión. BALLESTEROS

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León

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Los actos de traspaso de carteras entre ministros pueden ser anodinos, cargados de pronunciamientos meramente protocolarios y lugares comunes o pueden ofrecer algunos destellos de lo que realmente pasa por la cabeza de sus protagonistas. Y en los vividos ayer, tras una de las más drásticas remodelaciones de un Gobierno que se recuerdan en democracia, hubo mucho de lo segundo. La jornada dejó ver a un José Luis Ábalos tocado, un Miquel Iceta dolido, un Félix Bolaños empoderado y una Carmen Calvo, colocada entre las grandes perdedoras de la crisis, serena y hasta contenta.

La actitud obsequiosa mostrada por la hasta ahora vicepresidenta primera y ministra de Presidencia, Relaciones con las Cortes y Memoria democrática con Bolaños, su principal heredero, tiene un porqué más allá de la buena relación entre ambos. Fuentes del PSOE apuntaron que Pedro Sánchez quiere que asuma la presidencia del Consejo de Estado en sustitución de María Teresa Fernández de la Vega, a la que él mismo elevó al cargo en 2018.

Caída sin explicación

Ábalos reivindica su labor y afirma que su sucesora recibe un ministerio en mejores condiciones

La que fuera durante casi dos legislaturas la número dos de José Luis Rodríguez Zapatero en el Gobierno —que como el propio expresidente y la plana mayor del Ejecutivo, acudió a la despedida de la política cordobesa— ingresó como consejera permanente del principal órgano consultivo del Ejecutivo en 2010 y recientemente ha pasado a la jubilación forzosa como magistrada del Tribunal Superior de Justicia de Madrid tras cumplir 72 años.

«Este es el traspaso más amoroso de la historia de la política española», dijo la ya exvicepresidenta tras fundirse en un abrazo con Bolaños. Ambos han tenido que cooperar y han sabido entenderse en muchos de los encargos realizados en los últimos tres años por Sánchez, desde la operación para exhumar los restos de Franco del Valle de los Caídos a, junto al exministro de Justicia, Juan Carlos Campo, los expedientes para los indultos a líderes del ‘procés’; algo que en cambio no siempre les resultó fácil con el jefe del gabinete del presidente, el caído Iván Redondo. «Me voy agradecida y tranquila —dijo—, con una etapa cubierta y dispuesta a hacer por mi país lo que haga falta».

Félix Bolaños

«La de veces que me he alegrado de no ser ministro. Pero estas cosas ni se piden ni se rechazan»

En el PSOE, donde siempre miraron a Redondo con recelo, su nombramiento fue muy bien recibido porque es socialista y, también, ha realizado estos años para el partido una importante labor como autor, entre otras cosas, del reglamento interno.

Muchos pensaron ayer de inmediato en el defenestrado ‘gurú’ electoral cuando Bolaños confesó: «La de veces que he pensado y me he alegrado de no ser ministro... Pero estas cosas ni se deben pedir ni se pueden rechazar». A pesar de que él hizo pública el sábado una nota de despedida al presidente en la que daba a entender que su marcha era voluntaria, fuentes socialistas sostienen que a Redondo le han acabado penalizando sus ansias expansivas y que Sánchez dijo ‘basta’ cuando pretendió hacerse, justamente, con el Ministerio de Presidencia.