Diario de León

De la luz a Ceuta y Kabul, el verano negro de Sánchez

La oposición exige al presidente que ponga fin a sus vacaciones y comparezca ante los problemas que se le acumulan al Gobierno mientras Podemos, su socio en el Ejecutivo, presiona al PSOE

Sánchez, en la reunión online de seguimiento del dispositivo de repatriación del contingente español en Afganistán ayer en Lanzarote.  MONCLOA

Sánchez, en la reunión online de seguimiento del dispositivo de repatriación del contingente español en Afganistán ayer en Lanzarote. MONCLOA

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Pedro Sánchez inició sus vacaciones el 4 de agosto después de un discurso triunfalista en la Moncloa y con la sensación de marcharse con los deberes hechos. La remodelación a fondo del Gobierno y la reapertura del diálogo con Cataluña daban a la legislatura un nuevo impulso de cara a septiembre. Sin embargo, los planes del presidente se han torcido.

La desbocada subida de la factura de la luz, el cuestionamiento por los «retornos asistidos» a Marruecos de menores y, ahora, la situación de los españoles en Afganistán han puesto al Ejecutivo en el punto de mira de la oposición y de sus socios de Unidas Podemos, que han endurecido su discurso y tensionado el ambiente.

La improvisación del Gobierno ante la magnitud de la crisis en Afganistán ha situado a España a la cola de Europa en el rescate de su personal en el país asiático. Mientras Alemania, Reino Unido, Italia o República Checa han repatriado ya a parte de sus ciudadanos, el primer avión de las Fuerzas Armadas no aterrizó hasta ayer en Kabul. El caos y las escenas de pánico que se han vivido en la capital afgana han disparado la incertidumbre entre los españoles sobre el terreno y los centenares de afganos que han trabajado para el Gobierno en los últimos años y que supuestamente también serán evacuados.

La lentitud del proceso —una segunda aeronave partió el martes a Dubái y un tercer avión A400M medicalizado de las Fuerzas Armadas ayer la Base Aérea de Torrejón para colaborar en las labores de repatriación.— y el silencio que mantiene Sánchez, que únicamente se ha pronunciado sobre la crisis afgana con sendos tuits, han despertado las críticas feroces de la oposición que exige al presidente que «dé la cara» y explique el plan de repatriación que el Ministerio de Exteriores, en coordinación con Defensa e Interior, ha puesto en marcha.

«Mereceríamos una explicación», reclamó el portavoz nacional del PP, José Luis Martínez-Almeida.

Los populares cuestionan que el socialista no haya interrumpido sus vacaciones en Lanzarote dada la gravedad de la situación a diferencia de Angela Merkel, Emmanuel Macron o Boris Johnson que sí lo han hecho para comparecer ante los medios y analizar la transcendencia del avance de los talibán. En la Moncloa siguen sin aclarar si Sánchez seguirá los pasos de sus homólogos europeos y hará alguna declaración en las próximas horas o, incluso, si podría adelantar su regreso a Madrid.

El presidente está siendo puntualmente informado por el titular de Exteriores, José Manuel Albares, que ultima todos los pormenores de la vuelta a casa de la legación diplomática y el personal afgano que ha estado a su servicio.

PUNTO DE ENTRADA DE LA UE

El jefe de la diplomacia española ha intensificado los contactos en las últimas horas con el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, y con el alto representante de la Unión Europea, Josep Borrell. Además de avanzarles el plan de evacuación a seguir, Albares ha ofrecido España como punto de entrada en la UE al personal de la OTAN y de la propia Unión que estén aún en Afganistán.

Esas gestiones, sin embargo, no son suficientes para Podemos, que presiona al PSOE para la acogida de refugiados. Una reclamación que va camino de abrir otro fuego en los ya numerosos incendios que se viven dentro de la coalición. A las puertas de la negociación presupuestaria, la hostilidad entre socialistas y morados se ha disparado. La decisión de repatriar a los menores marroquíes que estaban en Ceuta ha provocado, incluso, una llamada de protesta de la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, a Sánchez. Una conversación privada que se suma a las críticas públicas de Ione Belarra a su compañero de gabinete, Fernando Grande-Marlaska, por la operación iniciada desde Interior a espaldas del Ministerio de Derechos Sociales.

En las últimas semanas, los partidos del Gobierno han aireado sus diferencias en relación con el acuerdo para la ampliación del aeropuerto de El Prat, que Podemos rechaza, o el abordaje de las medidas para paliar la subida de la factura de la luz y reformar el mercado energético. La formación morada ha ido, incluso, un paso más allá y, a través de su portavoz parlamentario, lanzó hace unos días un órdago al amenazar con movilizaciones si el Gobierno no tenía en cuenta sus propuestas para la creación de una eléctrica pública.

En el ala socialista del Ejecutivo ha molestado, y mucho, el oportunismo de Podemos en la crisis energética a la que acusan además de «demagogia barata». Lamentan que sus socios vayan a su aire y traten de soplar y sorber al mismo tiempo.

Con el enemigo en casa y la oposición golpeando sin descanso, el final del verano se le complica a Pedro Sánchez, que no consigue remontar el vuelo ni frenar el desgaste político.

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