Entrevista | Margarita Robles, ministra de Defensa
«Hay que sacar lecciones de la experiencia de Afganistán»
Ha estado al frente, como ministra de Defensa, de la mayor operación de evacuación conocida. La leonesa Margarita Robles cree que hay que replantear las misiones tras las lecciones de Afganistán.
—El Gobierno ha calificado de éxito el operativo de Afganistán pero muchas personas no pudieron ser evacuadas.
—Ha sido un esfuerzo humanitario sin precedentes. Nuestras Fuerzas Armadas se jugaron la vida para que las personas pudieran acceder al aeropuerto hasta prácticamente el momento del atentado. Es el mejor ejemplo de que España es un país solidario y de que tenemos que sentirnos muy orgullosos de nuestras Fuerzas Armadas. Pero la sensación es agridulce: por un lado, la satisfacción de haber ayudado a muchas familias a salir de la persecución del régimen talibán, gracias a nuestro Ejército, a los diplomáticos, a la Policía y a quienes les acogieron aquí. Pero quedan personas que colaboraron con España y nos preocupa la situación en Afganistán, sobre todo de mujeres y niñas.
—¿Negociarán con los talibanes para lograr nuevas salidas?
—España tiene un compromiso con quienes colaboraron con España. No es fácil, porque no depende de nosotros. Remarco el esfuerzo del ministro de Exteriores, José Manuel Albares, que ha visitado Pakistán para pedir su colaboración, y va a viajar a Catar. Vamos a trabajar con esfuerzo, prudencia y discreción. Hay un riesgo real para esas personas y sus familias.
—Familiares de dos fallecidos en el YAK-42 decían este domingo que sus muertes no sirvieron para nada porque Afganistán vuelve a estar igual.
—Comparto esa frustración. Por eso el mejor homenaje que podemos hacer a nuestros fallecidos es que el mayor número de colaboradores afganos venga a España. Lo ocurrido ha sido un fracaso sin paliativos de Occidente pero también hay que reconocer que, durante veinte años, sobre todo las generaciones jóvenes, conocieron cierta libertad. Gracias a nuestros militares, muchas niñas y mujeres pudieron tener formación, ver que hay un mundo diferente y espero que desde Afganistán sean capaces de reivindicar sus derechos.
—España está formando a militares en el Sahel. ¿Qué lecciones extraen de Afganistán?
—No podemos comparar Afganistán con el Sahel, pero tenemos que sacar lecciones. El tema se planteó en la reunión de ministros de Defensa en Liubliana, hace unas semanas. El Sahel es esencial por la implantación de los terroristas del Daesh, el Gran Sahel y Jnim, y debemos valorar bien nuestras operaciones. No podemos imponer nuestro modo de vida, sino formar un ejército preparado y profesional, pero las agresiones sexuales están siendo utilizadas como arma de guerra y no podemos bajar la guardia. Lo ocurrido en Afganistán obliga a la OTAN, EE UU y la UE a ver cómo se plantean las misiones para que no vuelva a ocurrir lo mismo.
—Qué falló, ¿el control, la información...?
—Una misión tiene fecha límite, el problema es cuándo te vas. Afganistán ha sido un fracaso porque cuando el presidente Ghani se fue, el ejército afgano desapareció. Por eso hay que replantear las misiones. Evidentemente, había unas negociaciones de paz y hubo un fracaso. Si no lo aceptamos, no haremos un buen análisis.
—En la operación Kabul han cobrado especial relevancia las bases de EE UU en España. En 2022 deben renovarse los convenios de Morón y Rota. ¿Plantean cambios? ¿Cómo está la relación con EE UU?
—Las relaciones en el ámbito de la Defensa entre España y EE UU son óptimas, hay un contacto fluido con el secretario de Defensa.
—En esta operación han actuado por primera vez los aviones A400 de la base de Zaragoza, relevo de los Hércules. ¿Qué mejoras suponen?
—Los A400 han operado muy bien. Pero lo importante, con serlo los aviones, fueron los pilotos y todas las personas que trabajaron en la evacuación. Ningún avión, por bueno que sea, puede funcionar sin esa calidad profesional, responsable y humana. En Kabul estaba el Escuadrón de Apoyo al Despliegue Aéreo de la base de Zaragoza que visitará la semana que viene. Voy el día 23, y les expresaré nuestro orgullo y gratitud por el papel excepcional del Ejército del Aire en su conjunto. No hay mayor generosidad que la suya. Arriesgaron su vida y, al llegar aquí, decían: ‘Qué pena no haber podido ayudar a más gente’.
—¿Está cómodo el Gobierno dependiendo para los presupuestos de ERC y Bildu, una vez que PP, Cs y Vox rechazan negociar?
—El Gobierno tiene la obligación de llevar adelante unos presupuestos que lleguen a todos, que son los de la recuperación económica. Cualquier partido con sentido de Estado debería dejar de hacer política partidista y apoyar la recuperación. Respeto al máximo a la oposición, pero a veces se dejan de lado cuestiones de Estado.
—¿Habrá más presupuesto para Defensa en 2022?
—Vamos a mantener el que teníamos. Detrás del presupuesto de Defensa hay cuestiones que no podemos olvidar. En primer lugar, 120.000 hombres y mujeres, y sus familias, cuyas retribuciones me gustaría elevar. También misiones de paz muy importantes: hay 3.000 personas garantizando la paz y la libertad en lugares como Líbano, el Sahel o Letonia. Y está la industria española de Defensa, que hay que potenciar, porque genera trabajo en lugares como Cartagena, Ferrol, Asturias, Sevilla... Son programas que favorecen la paz y crean empleo.
—¿Hay fecha para las mejora de los salarios
—El año pasado se hizo un incremento tras casi diez años sin subidas. Nos gustaría que fuera mayor pero se ha hecho un esfuerzo muy importante en un contexto de crisis.
—¿Qué van a hacer para mejorar la inserción laboral de los jubilados a los 45 años?
—La ley establece ese retiro obligatorio con 45 años. Agradecemos su trabajo y trabajamos con el Ministerio de Educación para que dejen el Ejército con un título de grado medio de FP y una certificación del trabajo realizado. Acabamos de firmar un convenio con Melilla y varios con la Federación Española de Municipios y Provincias para que una parte de puestos para Policía Local se reserve también para estas personas. Mañana presentamos estos programas con la ministra de Educación en la Academia de Toledo.
—España está lejos del 2% de inversión en Defensa que marca como objetivo la OTAN. ¿Genera reticencias entre nuestros aliados?
—España no llega al 2%, pero tiene un compromiso serio con la OTAN y está en muchas misiones. España es un aliado muy fiable y la mejor prueba es que vamos a acoger la próxima cumbre de la OTAN. Como ministra de Defensa y ciudadana, estoy orgullosa del papel de España y sus Fuerzas Armadas en misiones de paz.
—Al poner el foco en las misiones de paz, ¿se relega el concepto de defensa?
—No. España tiene programas muy importantes. Además del submarino S80, que genera empleo en Cartagena, se van a construir cuatro fragatas F110 y casi 300 vehículos 8x8. En estos tres años ha habido un esfuerzo muy importante en programas, por ejemplo, el Futuro Sistema de Combate Aéreo (FCAS), en cooperación con Francia y con Alemania. Hasta la gente menos partidaria del gasto en Defensa entiende que crea trabajos.
—El submarino S80 acumuló retrasos y sobrecostes. ¿Están resueltos?
—Fue una de las primeras cuestiones que me encontré al llegar al Ministerio. El Gobierno decidió continuar con el programa porque es bueno para para la modernización de la Armada y esencial para Cartagena y sus puestos de trabajo. Las políticas de Defensa y su industria son de Estado. Por eso nadie me ha oído una crítica a los fallos evidentes que encontramos.
—Este verano ha vuelto operar un submarino nuclear británico en Gibraltar, una de las bases militares de control de la frontera sur de Europa. ¿Cuál es la doctrina de defensa de España respecto de esta situación?
—Tengo una confianza plena en las conversaciones entre el Ministerio de Asuntos Exteriores de España y el Reino Unido. En la última reunión de la OTAN, el presidente Sánchez se reunió con Boris Johnson. Hay relaciones buenas y fluidas.