España y Francia meten presión a la UE para contener la escalada de la energía
La vicepresidenta Calviño reclamó al Eurogrupo una respuesta «urgente y fuerte» a la luz
La exorbitante escalada en los precios de la energía capitalizó el debate del eurogrupo celebrado ayer en Luxemburgo. Es solo la primera etapa de una discusión que proseguirá hoy en formato ampliado a Veintisiete y que debería arrojar algo de luz en la cumbre que los jefes de Estado y Gobierno mantendrán los días 21 y 22 en Bruselas.
Preocupación ‘in crecendo’ porque el problema tendrá aún meses de recorrido, todo el invierno de hecho. Y tiene numerosas implicaciones potenciales: desboque de la inflación, pobreza energética, los impuestos al carbono que promueve la Comisión Europea, el diseño de los próximos presupuestos nacionales o la vuelta a las reglas de estabilidad postcovid.
Un asunto espinoso sobre el que (se coincide) ha de haber una reacción en bloque. La clave está en el cómo ¿flexibilizando las actuales reglas del juego o cambiándolas radicalmente? Bruselas se inclina por lo primero. El comisario Paolo Gentiloni abogaba ayer por «reaccionar sí, pero no de forma exagerada». Un freno (entre líneas) a las propuestas que España, Francia o Grecia, han puesto ya encima de la mesa.
Y que redoblan la presión sobre Bruselas. La vicepresidenta Nadia Calviño le reclamaba una respuesta «urgente y fuerte» mientras defendía las ideas que España plasmó en una misiva dirigida al equipo de Ursula von der Leyen hace semanas y aún no respondida. A saber: la creación de una «reserva estratégica» de gas para hablar «con una sola voz» y negociar en mejores condiciones con los grandes suministradores internacionales; revisar el sistema del comercio de emisiones de CO2 y, en general, dar ‘una pensada’ a todo el marco regulatorio.
Y su colega francés Bruno la Maire hizo frente común utilizando el mismo tono de apremio: «El mercado europeo de la energía tiene un defecto importante: la alineación de los precios de la electricidad con los precios del gas. Este es un verdadero problema económico para los franceses y millones de europeos, pero también para la competitividad de nuestras empresas. ¡Necesitamos cambiar eso!», subrayó.
Por otra parte, la ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, se reunió con los representantes de la industria electrointensiva, con el objetivo de obtener información y contrastar opiniones, en torno a la crisis que puede generar la escalada de precios de la electricidad.
Ribera se comprometió a «hacer todo lo posible» para que las compañías eléctricas respeten los contratos de largo plazo que tenían firmados y que quieren renegociar o cancelar.
Iberdrola remitió una carta a las empresas que tiene firmados estos contratos con precios estables anteriores a las meteóricas subidas de los últimos meses, que han sembrado la incertidumbre. El enfrentamiento entre la cúpula de la energética y el Ejecutivo ha ido a más en las últimas semanas. Sobre todo tras las declaraciones de la vicepresidenta económica, Nadia Calviño, quien lamentaba «la sorprendente falta de sensibilidad de algunas empresas» con respecto a la situación actual de altos precios de la luz. La compañía, en cambio, opina que las medidas adoptadas por el Ejecutivo español han sido erráticas y dañinas para el sector, además de «precipitadas» logrando alzas históricas.