El Govern desdeña el 12-O para diferenciarse de España pero Cataluña se va de playa
Desde la premisa de que el independentismo «no tiene nada que celebrar el 12-O», el Govern catalán y la presidenta del Parlament mantuvieron su agenda y no hicieron fiesta para marcar distancias con el resto de España.
Como de costumbre, Pere Aragonès no acudió al desfile militar en Madrid, junto al Gobierno y a la mayoría de los gobernantes autonómicos (desde José Montilla no participa ningún presidente de la Generalitat) y además su Ejecutivo celebró la reunión semanal como todos los martes, a diferencia del Gobierno central que adelantó al lunes el Consejo de Ministros para no hacerlo coincidir con un día festivo en España, también en Cataluña. Aragonès improvisó una rueda de prensa por la tarde para anunciar el levantamiento de buena parte de las restricciones por la pandemia.
La portavoz del Govern, Patricia Plaja, tras la reunión, cargó contra el 12-O porque es «la efeméride de un genocidio». La presidenta del Parlament, Laura Borràs, también mantuvo su agenda oficial. El Parlament no tiene actividad, pero ella programó una visita institucional a Flandes (Bélgica), donde fue recibida por la presidenta de la Cámara flamenca.
El independentismo escenificó así su rechazo al 12-O para que se visualice que la Cataluña soberanista no participa de las fiestas españolas, aunque la ciudadanía sí que hizo fiesta en la playa o en la montaña.
La división en torno a la unidad de España se visualizó en la calle en dos manifestaciones. 3.700 personas fueron a la manifestación de la entidad españolista Cataluña Suma y 400 a la de la secesionista CUP.