Diario de León

OPINIÓN Consuelo Sánchez Vicente

Iguales ante la ley

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León

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Las casas cuartel de la Guardia Civil ya no son lo que eran. «El Cuerpo» ha ido adaptando todas sus instituciones de funcionamiento y de gobierno a los usos y costumbres de la democracia en lo militar y en lo civil, con prisa y sin pausa. Y la relación de dependencia jerárquica propia de la vida militar ya no impregna miméticamente todos y cada uno de los actos de la vida cotidiana de los agentes y de sus familias. La mujer del comandante de puesto, o su pareja, o el marido o la pareja de la comandante de puesto, que ya empieza a haberlas, ya no ejercen sobre las familias «acuarteladas» el «mando en plaza» que antes ejercían. Esas reglas no escritas pero implacables que afectaban incluso a los niños y las niñas, son historia. Pero una casa cuartel sigue siendo más un cuartel que una casa. Y los cuarteles, todavía, reductos del machismo mas rancio. Por eso las peticiones como las del guardia civil de Mallorca son noticia y saltan a la primera página de los periódicos. No tengo que imaginarme el revuelo que causaría la llegada de una pareja homosexual a una casa cuartel de la Guardia Civil: lo sé. Soy hija y nieta «del Cuerpo». Las risitas, mofas y befas que siguieron a «la salida del armario» del coronel del Ejército o del cura párroco que hace algún tiempo reivindicaron en la prensa su derecho constitucional a no ser discriminados profesionalmente en razón de sus preferencias sexuales, se quedarían pequeñas. Pero, mejor que yo, seguro, lo sabe el guardia que ha pedido vivir con su compañero sentimental en una casa cuartel de Mallorca. Si este guardia reúne los requisitos legales para que se le adjudique una de esas viviendas, no hay más que hablar. La lucha por la igualdad efectiva: que «diferencia» deje de ser sinónimo de «desigualdad» en la calle además de en las leyes, es todavía una asignatura pendiente en nuestro país. Y no solo en nuestro país. Gestos como el del coronel, el cura o este guardia requieren, además de un gran valor personal, mucho coraje cívico... no solo en España. Nuestra civilización todavía es mucho más tolerante en las encuestas que en la vida cotidiana. Es natural. Casos como el del coronel, el cura o el guardia nos «chocan» porque son chocantes. Porque se salen de «la norma». Los cambios culturales llevan tiempo. Y de eso hablamos.

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