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OPINIÓN Fernando Jáuregui

La ley es la ley

Publicado por
León

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Algunas decisiones judiciales están causando, en España, auténtica conmoción social: desde la excarcelación de un etarra que por seis asesinatos ha escapado con una pena real de apenas doce, hasta el tercer grado concedido a Luis Roldán, el ex director de la Benemérita que, porque no quiere o no puede, (dicen que el «muerto» Paesa se largó con su dinero a paradero desconocido), jamás ha restituído los caudales mal habidos en el ejercicio de su cargo. Prácticamente, no pasa día sin que algún juez, ateniéndose escrupulosamente, claro, a la ley, cometa lo que la ciudadanía, claro, ignorante, considera(mos) un auténtico atentado a la idea de equidad y justicia. ¿Pues no se ha absuelto a alguien que amenazó a su mujer con un hacha porque lo hizo por amor?. Después de tal desatino, ¿cabe aún capacidad para la sorpresa?. Me parece encomiable el celo de los magistrados en el seguimiento literal de los sagrados textos legales. Incluso es digno de elogio el que interpreten tales textos siempre con la lupa del ''in dubio, pro reo'', es decir, favoreciendo al delincuente más que a las víctimas ocasionales de éste. Ojalá mostrasen algunos ilustrísimos togados la misma preocupación por desatascar ciertos juzgados o por poner coto a uno que otro delincuente disfrazado de abogado, o de insolvente, o de importante (o de abogado, insolvente y presuntamente importante). Pero, en fin, pelillos a la mar. Creo que, al margen de la valoración que nos merezca una parte del, por otra parte, muy digno y respetable estamento judicial, ya es hora de revisar unas cuantas leyes, con la misma celeridad al menos con la que se decidió instalar un Juzgado de Vigilancia Penintenciaria en la Audiencia Nacional, para evitar favores carcelarios decretados por algún juez con exceso de prerrogativas. ¿Para qué está el Legislativo (que no engloba solamente, recordemos al partido que sustenta al Ejecutivo) sino para promover una legislación moderna y adecuada a las circunstancias de un país concreto en un momento concreto de su existencia?. Y si en materia procesal, penal o administrativa, hay que modificar de urgencia unos cuantos artículos, hágase y en paz. Y si, además, hubiere que modificar algo en la Constitución, pues tampoco hay que tener tanto miedo, hombre, que la Constitución ha de ser norma fundamental en la que todos quepan sin necesidad de andar retorciendo las palabras para reinterpretarlas. Resulta increíble el respeto existente en España por la letra de la ley, cuando nadie cumple ni siquiera su espíritu: ¿o es que algún empresario avispado no ha montado una red entera de emisoras ilegales de televisión local?. ¿O es que ayuntamientos y comunidades autónomas no se han saltado a la torera las normas en esta materia?. Hora va siendo de adecuar muchas leyes a la realidad. Y conste que no hablo solamente como periodista, sujeto en tantos aspectos aún a la famosa ley Fraga, que data...de 1966. Parece que algo ha llovido desde entonces, y que algunos avances, tecnológicos y democráticos, se han producido en estos 36 años. ¿O no? Pues eso.

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