El ‘Elliot Ness’ suizo tira la toalla con el rey emérito
La decisión del fiscal Bertossa de cerrar de golpe la investigación sobre Juan Carlos I ha sorprendido a la Fiscalía, al Supremo y al Gobierno
El ‘Elliot Ness suizo’, «incorruptible», «concienzudo», «un perro de presa que jamás pierde el rastro», «implacable»... Cuando en 2018 Yves Bertossa decidió poner en su punto de mira a Juan Carlos I todas las alarmas se encendieron en las instituciones españolas.
En el Gobierno y en la Zarzuela se dispusieron de inmediato a levantar cortafuegos para evitar que las pesquisas del fiscal suizo acabaran salpicando a la Jefatura del Estado. Todos daban por seguro que sus investigaciones iban a llegar muy lejos porque, además del riguroso perfil del fiscal, a Suiza no le vinculaba la inviolabilidad del rey hasta 2014 y porque el delito de «blanqueo de dinero agravado» no había prescrito.
Por eso, cuando el Ministerio Público helvético anunció que daba carpetazo a la investigación sobre los 100 millones de dólares del emérito llegados de Arabia Saudí, en el Ejecutivo, en la Fiscalía, en el Supremo, incluso en la Casa Real, creyeron en un primer momento que se trataba de un malentendido. Luego el comunicado de la Fiscalía suiza confirmó que no había ningún error.
Se enterraba definitivamente la investigación porque «no se ha establecido suficientemente un vínculo entre la cantidad recibida de Arabia Saudí y la celebración de los contratos para la construcción del tren de alta velocidad».
Fin de la investigación para siempre a pesar de que Bertossa, el de la fama de «incansable», tira la toalla tras tres años de pesquisas sin saber por qué Juan Carlos I en 2008, cuando era el jefe del Estado, recibió la suma de 100 millones de dólares de parte del Ministerio de Finanzas de Arabia Saudí en una cuenta de la fundación Lucum abierta en el banco Mirabaud de Ginebra.
Es más, el ‘Elliot Ness’ alpino da carpetazo sin siquiera haber tratado de interrogar al rey emérito, aunque fuera como testigo, sobre el origen de aquella fabulosa fortuna, parte de la cual, en concreto 65 millones de euros- acabaron en manos de su examante Corinna Larsen a través de una donación en 2012.
Sin comisión rogatoria
Bertossa se declara incapaz de seguir con la investigación con la excusa de no poder probar que el dinero venía del cobro de comisiones en Riad, sin haber intentado dirigir una sola comisión rogatoria al Ejecutivo saudí para que explicara el millonario y misterioso desembolso que acabó en Suiza.
Son muchos los fiscales españoles que conocen a Bertossa desde que en 2007 entró en el Ministerio Público helvético siguiendo la tradición familiar. Esos fiscales que quedaron deslumbrados en la época de Gürtel por la firmeza y colaboración de Bertossa en 2009 a la hora de destapar aquellas cuentas en Suiza de la trama de Correa no dan crédito ahora a que ese mismo fiscal «meticuloso al límite» haya decidido abandonar la investigación sobre el rey emérito «sin acercarse, ni de cerca, al fondo del asunto».
Dicen en la sede de Anticorrupción que no reconocen en Bertossa al fiscal que ha cerrado el caso a pesar de considerar probado que don Juan Carlos «efectivamente recibió el 8 de agosto de 2008, en la cuenta de la fundación panameña Lucum abierta en Ginebra por Mirabaud & CIE, la suma de 100 millones de dólares de parte del Ministerio de Finanzas de Arabia Saudí».