OPINIÓN Antonio del Rey
Todo negro
El color negro del fuel derramado por el petrolero Prestige no sólo ha teñido muchos kilómetros de costa gallega, también ha llegado a las sedes de los partidos, al Parlamento, al despacho de Manuel Fraga y casi, casi, a la mismísima Moncloa, como si de la tinta de un monstruoso cefalópodo se tratara. No ha habido esta semana noticia que haya ocupado más portadas, más páginas e imágenes de los telediarios que el desastre provocado por la rotura y posterior hundimiento del petrolero, cuyas consecuencias para el medio ambiente, para la economía de Galicia y para la vida de muchos de sus habitantes están aún por determinar. Lo único en que coinciden Gobierno y oposición es en que lo ocurrido es una catástrofe, pero la batalla política, a pocos meses de unas elecciones autonómicas y locales, obliga a cada uno a situarse a un lado u otro de la enorme mancha errante, que más que moverse por el mar a merced del viento parece hacerlo a instancias de las encendidas declaraciones de tantos líderes políticos. Así, la untuosa sustancia contaminante se internó el lunes en el Congreso de los Diputados, donde el PSOE se sumó a la petición de creación de una comisión de investigación que ya habían planteado IU, el PNV y el Grupo Mixto (en el que está representado el Bloque Nacionalista Galego), la cual fue rechazada por el PP. Imparable en su expansión, la mancha negra también salpicó el miércoles el hemiciclo, donde el presidente del Gobierno, José María Aznar, aseguró que el Gobierno ha actuado con rapidez y celeridad. Rodríguez Zapatero no sólo alertó sobre la necesidad de analizar las causas que han convertido el accidente en catástrofe, sino que criticó las «decisiones equivocadas» del Gobierno, la falta de medios y la descoordinación, y propuso un plan solidario con Galicia, con previsión de cuantiosas ayudas para los afectados.