Diario de León

OPINIÓN Enrique Curiel

Emergencia Nacional

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No recuerdo una circunstancia desde la recuperación de la democracia en España en la que la gran mayoría de las fuerzas parlamentarias suscribieran un documento en el que se refieren a la existencia de una «emergencia nacional» si exceptuamos el intento de golpe de Estado del 23 de febrero de 1981. Y han acertado. Galicia ya no será la misma. Galicia se enfrenta a una larga tarea de reconstrucción económica y moral que determinará el futuro de todos los gallegos en los próximos años. Todavía no ha terminado la marea negra y es preciso pensar en el futuro. Y serían necesarios unos liderazgos firmes y capaces de unir las fuerzas de una sociedad que se siente amenazada. Sin embargo no los tenemos. La actitud de los presidentes de la Xunta y del Gobierno no se corresponde con las demandas y la urgencia de la crisis. Si la oposición ejerce la función de controlar y criticar a las dos administraciones es criticada por mantener una actitud carroñera. Si toda la oposición le pide al presidente del Gobierno que convoque a las fuerzas políticas para consensuar una agenda común para hacer frente a la situación, se le tacha de «desleal». Una vez más, se pone de relieve la dificultad que tiene José María Aznar para dialogar con la oposición. ¿Por qué Manuel Fraga no ha convocado a las fuerzas políticas con el mismo deseo de unir fuerzas?, ¿es que acaso ambos responsables no comprenden que pueden salir reforzados si saben vincularse al esfuerzo de la sociedad?, ¿no comprenden la dirección señalada por miles de jóvenes que se lanzaron sobre las playas para estar con Galicia? Todavía estamos a tiempo. Porque más tarde o más temprano será preciso adoptar medidas presupuestarias y decisiones políticas ajustadas a la situación. Y además, la sociedad española está reaccionando de tal manera que nos permitiría propiciar un reencuentro entre Galicia y el resto de una España que durante muchas décadas ha vivido de espaldas a nuestra tierra. El autonomismo de Manuel Fraga ha hecho crisis y el «gobierno amigo que tenemos en Madrid» no se ha presentado en el momento en el que era más necesario. Cómo escribía Xabier Bru de Sala hace pocos días, «el fuel es viscoso y pegajoso, pero ha introducido una grieta en la percepción de España como nación. En su segunda legislatura, Aznar ha logrado amasarla y reforzarla mediante el enfrentamiento con el nacionalismo vasco, en bloque y sin cuartel. Ahora que ya tenía el trabajo hecho, se le resquebraja donde menos se esperaba. Galicia, el abandono de Galicia».

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