Cascos no llevó el buque a La Coruña por temor a una catástrofe económica

Al igual que José María Aznar, Álvarez-Cascos prefirió no visitar las zonas afectadas y acudió directamente hasta la Torre de Control de Salvamento Marítimo de La Coruña. En una conferencia de prensa, aseguró no tener la más «mínima duda de que fue óptima» la capacidad de respuesta del Gobierno tras conocer el accidente y recordó que «en los medios marítimos lo que se hizo es admirable con un barco de esas condiciones y el fuerte temporal». Sobre la responsabilidad de su Ministerio en la toma de decisiones afirmó que «es de 24 horas al día, siete días a la semana y 365 días al año y el Prestige nos cogió preparados». El titular de Fomento, que decidió alejar 200 millas el petrolero en lugar de llevarlo al puerto de La Coruña, puntualizó que la capacidad de gobernar se demuestra «adoptando decisiones a tiempo real» tal y como hizo su departamento. Aunque consideró «muy respetables» las opiniones y soluciones que se ofrecieron tras el 14 y 15 de noviembre -días en los que el petrolero aún no se había hundido- advirtió de que estas son «muy poco operativas». Según dijo, los implicados en tomar aquella decisión -el director general de la Marina Mercante, José Luis López Sors; el subdirector general de Tráfico y Seguridad Marítima, Manuel Nogueira; el capitán marítimo de La Coruña, Ángel del Real y el director de la Sociedad de Salvamento Marítimo, Javier Gárate- valoraron llevar a puerto el buque, pero descartaron esa posibilidad porque de haber encallado podría haber tenido graves consecuencias económicas para La Coruña. «Nadie habla de la catástrofe económica que supondría para La Coruña que el barco se partiera en la bocana de su ría o el tener que mantener cerrado su puerto por tiempo indefinido», subrayó.