El «Nautile» intentará tapar las grietas del petrolero por 1,2 millones

De este modo se pretende que en unas quince o veinte inmersiones se consiga taponar las fugas, «prioridad» absoluta del Gobierno para evitar nuevas manchas en el litoral, debido a que cada día se vierten al mar en torno a 100-120 toneladas de fuel. De este modo en el plazo de un mes tan sólo existiría, según las estimaciones «más pesimistas», alguna grieta por la que saldría un diez por ciento de la fuga actual, es decir, en torno a once toneladas diarias, según los expertos. Lora-Tamayo explicó que Ifremer ha sido seleccionada por su capacidad tecnológica, su «conocimiento de la zona» al haber realizado ya dos campañas con el Prestige, así como la disposición «inmediata» que ofrecía al poder zarpar esta noche. La otra opción barajada, finalmente descartada aunque era «igualmente viable», era la de la compañía Smith Salvage, que comprendía la utilización de vehículos autónomos. En las dos primeras inmersiones el Nautile se dedicará a intentar despejar los obstáculos hacia los lugares de fuga (estachas, barandillas, etc.), para «inmediatamente» acometer el sellado de las fugas, que han sido clasificadas según su geometría. El presidente del comité explicó que el fuel «sólo fluye» del Prestige por las grietas de la cubierta, puesto que su forro está «intacto». Así, en función de su forma se utilizarán diferentes soluciones tecnológicas. Para recubrir los manguerotes de ventilación -«la mayor fuga», según Lora-Tamayo- se utilizarán unas fundas impermeables al fuel, que serán recubiertas de campanas de acero y, «si no pudiera ser el caso, de una doble funda». Para obturar el resto de fugas se utilizarán tapas lastradas y campanas metálicas invertidas sobre las bitas -tuberías verticales donde se amarra el buque-, mientras que para las más pequeñas se recurrirá a sellarlas con «bolas metálicas». En cualquier caso, la Comisión Científica también está realizando un modelo térmico para calcular cuándo el fuel podría adquirir una temperatura próxima a los 2,5-3 grados, y dejar de fluir así fuera del Prestige, problema que calificó de «extremadamente complicado».