Diario de León

Miles de voluntarios aprovechan la tregua del viento para limpiar las playas de la Costa de la Muerte

La avalancha de fuel amenaza de nuevo las costas del Cantábrico

Los vientos del sur dieron ayer una tregua a las costas atlánticas de Galicia, donde miles de voluntarios, con más entusiasmo que medios, se af

En la imagen, los voluntarios de La Rioja, durante la limpieza en las rocas de Muxía

En la imagen, los voluntarios de La Rioja, durante la limpieza en las rocas de Muxía

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María Jesús Argibay - SANTIAGO.
León

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El vicepresidente primero del Gobierno, Mariano Rajoy, informó ayer que este gran vertido, compuesto por casi un centenar de manchas de entre 5 y 6 metros, sigue desplazándose hacia el Norte empujado por los vientos fuertes del sur. Localizada a 40 millas del Cabo Ortigal, Mariano Rajoy apuntó que de mantenerse la dirección del viento y el desplazamiento indicado «no hay amenaza grave para la zona del Cantábrico ni del Atlántico». Aún así se mantendrán las medidas de vigilancia y los dispositivos que permanecen en alerta desde hace más de un mes en la comunidad gallega. En la costa lucense, los marineros dispararon todas las alarmas y prepararon sus embarcaciones para salir a la mar a combatir el chapapote, armados únicamente con balas artesanales de paja para proteger las entradas de las rías de Ribadeo, Foz, Viveiro y Vicedo. Las cofradías de pescadores de Burela y Celeiro, «preparados para lo peor», repartían trajes y material de limpieza ante el temor de que un nuevo cambio en la dirección de los vientos empujara la marea de alquitrán hacia las costas. Manos desnudas Entre tanto, en las playas y acantilados de la Costa de la Muerte continuaron los trabajos de limpieza del alquitrán derramado por el Prestige. El reguero de destrucción dejado por la tercera marea negra en Carnota, Malpica, Muxía o Camariñas no mermó el entusiasmo de los cerca de nueve mil voluntarios llegados de toda España que, junto a miembros de las Fuerzas Armadas, trabajaron a lo largo del fin de semana en una larga lucha contra el chapapote y la falta de medios para combatirlo. En Malpica, una de las zonas más castigadas en los últimos días, lugareños y voluntarios clamaban por material adecuado mientras se afanaban por recoger, con las manos desnudas, miles de pequeñas bolas de alquitrán desparramadas a lo largo de la playa. Pedían tan sólo pequeños cedazos para facilitar su labor y, agotados por el esfuerzo, mostraban su indignación e impotencia con leyendas pintadas en sus monos de trabajo, en las que, además de reclamar ayudas, tildaban de «incompetente» al Gobierno de la Xunta. La escena era casi idéntica en las playas de Corrubedo, donde los voluntarios lograron recoger en los últimos días cerca de 20 toneladas de fuel. Las protestas de los afectados por las mareas negras tuvieron ayer al menos un resultado positivo.

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