Diario de León

OPINIÓN Francesc de P. Burguera

El Gobierno y el PP a la deriva

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Como un Prestige a la deriva, el Gobierno y su partido navegan dando bandazos por el mar de la política española. Ni el capitán Aznar ni el jefe de máquinas, Javier Arenas, consiguen enderezar el rumbo de la nave. Estas navidades, el capitán ha tenido que reunir a la oficialidad con el fin de infundir ánimos y que estos sean trasladados a la tripulación de base que se encuentra cada vez más desconcertada. En principio, y como primera medida, se ha acordado elaborar un documento explicativo de todo lo sucedido, de las decisiones tomadas para encauzar el rumbo, al tiempo que se cargan buena parte de las culpas a la nave enemiga que pilota el PSOE, acusándole de «deslealtad» por no acudir en socorro del barco gubernamental que está haciendo aguas por todas partes. La última, y grande, la vía de agua abierta en el Parlamento vasco con motivo del debate sobre los presupuestos. Según el señor Mayor Oreja, el gobierno vasco les tendió una trampa a los grupos de la oposición al adelantar la votación aprovechando que el portavoz del grupo popular -el mismo Mayor Oreja- no había acudido a ocupar su escaño. ¡Vaya por Dios!. ¡Otra trampa!. También se ha dicho que fue una «argucia» de los nacionalistas. Pero, vamos a ver, ¿no se acuerda el señor Mayor Oreja de las «trampas» y «argucias» de las que el PP ha echado mano en no pocas ocasiones tanto en el Congreso como en el Senado?. En éste último, sin ir más lejos, la utilización del debate de la ley de Acompañamiento a los presupuestos para colar de matute, con nocturnidad y alevosía, diversas enmiendas, «pro domo sua» que nada tenían que ver con los presupuestos. Y en el Congreso, basta recordar la ley de Calidad de la enseñanza o la ley de Universidades, a las que la mayoría del PP obligó a debatirlas en sesiones maratonianas de la Comisión y en las que la oposición apenas tenía unos segundos -menos de un minuto- para defender cada una de sus enmiendas. No sucedió esto en el Parlamento vasco donde no se escatimó el tiempo a la oposición del PP y PSOE para defender sus enmiendas. En caso de haber utilizado el tiempo de que disponían -media hora- para sus intervenciones, hubiesen dado lugar a que el señor Mayor Oreja llegase a tiempo de las votaciones. Pero ni el PP ni el PSOE hicieron uso de su tiempo. Y es que resultaba difícil llenar los treinta minutos de intervención cuando no se tenían serios argumentos que oponer a los presupuestos sino simples «descalificaciones». Para el representante del PP, señor Damborenera, su grupo votaría en contra de los presupuestos porque eran «opacos, sectarios y falsos», que sólo servían a los intereses del PNV y que no estaban dispuestos a «financiar la campaña del lendakari». Pero... En fin, ellos sabrán lo que hacen.

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