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EL CERCO A LOS TERRORISTAS

ETA, más golpeada que nunca

A pesar de que ETA, durante el 2002 cometió 33 atentados y asesinó a 5 personas, el Gobierno hizo un balance positivo del año que concluye en materia antiterrorista y se congratuló de que los terroristas ya asuman que

Publicado por
I. Tylko - MADRID.
León

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Acebes quiso insistir en que la máxima preocupación que existe en España es el terrorismo», por encima incluso de la catástrofe del Prestige, pero destacó, sobre todo, que ha sido el año en el que «más se golpeó a ETA y todo su entramado». Se alegró especialmente de que se haya demostrado que «desde la ley y el Estado de Derecho se puede derrotar a ETA» y que, gracias a la cooperación internacional, «ya no existen refugios para los criminales». El máximo responsable de Interior ofreció una relación de «datos elocuentes» para justificar su optimismo. En primer lugar, hizo hincapié en que durante el 2002 se llevaron a cabo dos desarticulaciones de la cúpula de ETA y 191 detenciones de miembros o colaboradores de la banda, 20 más que en el 2001, cuando ya se alcanzó una cifra récord. De estos arrestos, 122 se produjeron en España, 63 en Francia, 4 en Iberoamérica, y uno en Holanda y Suiza. Acebes también destacó que durante el año se hayan desmantelado y registrado 155 pisos entre España y Francia, lo que supone un espectacular incremento con respecto al 2001, cuando se realizaron pesquisas en 66 domicilios. La capacidad operativa de los terroristas también se vio reducida de forma notable ya que las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado se incautaron de 2.362 kilos de explosivos frente a los 647 del ejercicio precedente. Recuerdo de las víctimas El ministro, que aprovechó la oportunidad para «recordar con cariño» a las familias de los heridos y víctimas mortales de ETA, comparó también los 33 atentados y cinco muertos del 2002 -esta última cifra la menos trágica desde 1972- con las 50 acciones terroristas del 2001. Y todo ello porque, según Acebes, se le ha «plantado cara a ETA desde todos los frentes y de forma global». A la hora del balance, el Ejecutivo también se refirió con moderada alegría a la reducción de la violencia callejera. Si en el 2002 los «cachorros» de la banda cometieron 581 acciones de terrorismo urbano y el año pasado 552, en el 2002 los atentados de la violencia callejera (kale borroka) no pasaron de 446. Según Acebes, a partir de septiembre se produjo la reducción más significativa, lo que evidencia no sólo la «eficacia policial» sino también lo positivo de las medidas judiciales que calificaron como terrorismo la violencia callajeray fijaron penas adecuadas. Del mismo modo, Acebes resaltó la importancia de las resoluciones judiciales que declararon responsables civiles subsidiarios de los atentados a los padres de los jóvenes violentos. En el ámbito internacional, el Gobierno puso de manifiesto el incremento de la colaboración, sobre todo con Francia, a pesar de la reciente fuga de Ibon Fernández de Iradi, jefe militar de la organización. Los acuerdos bilaterales de Perpignan y Málaga posibilitaron que, por vez primera, se produjeran tres entregas temporales de etarras a España que con las condiciones anteriores no hubieran podido ser juzgados hasta dentro de 15 años. Fruto de estos compromisos, las autoridades españolas pudieron acceder inmediatamente a la documentación incautada a ETA en Francia, y también nacieron las patrullas mixtas fronterizas y un centro de cooperación policial aduanero. Sin refugios En opinión del máximo responsable en la batalla contra ETA, también mejoró la colaboración de Iberoamérica, con extradiciones de terroristas desde México, Venezuela y Argentina. «Ya no existen refugios para los etarras en ninguna parte del mundo», remarcó Acebes. El ministro se refirió con detalle a la «histórica modificación» que supuso la aprobación de la orden europea de detención y entrega, que en la práctica supone la desaparición del principio de extradición y su sustitución por un «principio de colaboración y confianza entre los estados». Otro instrumento clave para luchar contra ETA fue, a juicio del Ejecutivo, la definición común del terrorismo en el seno de la UE, lo que obliga a todos los parlamentos de los Quince a modificar sus ordenamientos jurídicos y a aplicar penas más graves para este tipo de delitos. Para el Gobierno resultó «esencial» a aprobación de la Ley de Partidos Políticos, ya que representó un «antes y un después» en la concepción de lucha contra ETA al permitir actuar contra un partido político como Batasuna que sirve a los terroristas para conseguir sus fines, financiarse y disponer de tribunas.