Villarejo niega que se enriqueciera en su trabajo de espía
Insiste en que fue «agente de inteligencia» y que González y Rajoy le avalaron
El comisario jubilado José Manuel Villarejo reiteró ayer, durante el juicio en la Audiencia Nacional por Tándem , que su grupo empresarial, Cenyt, era una tapadera para su trabajo como agente de Inteligencia que contaba con el ‘placet’ de los sucesivos gobiernos desde la época de Felipe González, si bien ha asegurado que no se enriqueció «personalmente» con estas sociedades, reprochando incluso al Estado que no recibió «ni un euro» para sostenerlas. Así lo ha expuesto durante su declaración como acusado en el juicio por tres piezas separadas de la macrocausa Tándem , centradas en las labores de espionaje que habría realizado con Cenyt para despachos de abogados, empresarios y particulares y por las que Anticorrupción pide que sea condenado a 109 años de cárcel.
Según el relato ofrecido por Villarejo, en 1993 el entonces presidente del Gobierno, Felipe González, a través de su ministro de Interior, José Luis Corcuera, le pidió que se reincorporara como «agente de Inteligencia» y dos años después, «cuando surgieron los primeros incidentes», el comisario hizo un escrito donde explicó «detalladamente» cuál era «el pacto» por el que accedía a volver como espía.
Ese acuerdo habría consistido en que el Estado le permitía tener Cenyt como un conjunto de mercantiles para dar «cobertura» a sus labores de espionaje para el Estado. Por ejemplo, «había una empresa de caballos para poder entrar en el mundo árabe». «He hecho un poco de hombre orquesta, esa es la razón por la que los distintos gobiernos siguieron contando con mis servicios, porque era polivalente y me he adaptado en función de las necesidades», ha destacado.
Dentro del «pacto» con Interior se establecía igualmente que podía utilizar su know how (saber hacer) en materia de Inteligencia para que «el sector privado se beneficiara» de su capacidad de análisis. El fiscal Miguel Serrano ha puesto el foco en las facturas cobradas por Cenyt por los encargos recibidos con Land y Iron —dos de las tres piezas juzgadas-- porque, como expuso en las primeras sesiones, el Ministerio Público no cuestiona que Villarejo fuera un espía que usara sus empresas como tapadera de sus servicios oficiales, pero lo «intolerable» es que se lucrara con ello.
Villarejo ha explicado que, durante los años a los que se refieren esos encargos (de 2012 a 2014), cobraba una nómina como policía en activo porque era necesario para «justificar» su actuación en «las estructuras del Estado». «Jamás recibí, pese a todos los trabajos, los viajes y las informaciones que aporté, ni un solo euro de los fondos reservados. Es más, en algunas ocasiones lo anticipé y nunca me lo pagaron», ha recriminado. En esta coyuntura, «tenía que buscar soluciones», se ha escudado.