Yolanda Díaz negocia con sus socios para evitar que el PSOE pacte con Cs
Esquerra eleva el tono contra la reforma laboral y pone en la diana a la vicepresidenta segunda
A poco menos de tres semanas para que caduque el plazo para convalidar el decreto ley de la reforma laboral, Unidas Podemos intensifica los contactos con el llamado bloque de investidura para tratar de salvar la norma en el Congreso y, al mismo tiempo, cortar los contactos que el PSOE mantiene con Ciudadanos y otras formaciones para explorar otras vías.
Las cuentas siguen sin salir y la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, ha mantenido en los últimos días conversaciones telefónicas con PNV y ERC, también con EH Bildu a través de su equipo y del presidente del grupo confederal morado, Jaume Asens. El tiempo apremia y son conscientes del malabarismo que supone contentar las pretensiones de que prevalezcan los convenios autonómicos y provinciales frente al estatal sin tener que cambiar el texto pactado con sindicatos y la Ceoe.
Con los socios del Gobierno instalados de momento en el no, en Unidas Podemos reconocen la importancia que la reforma laboral tiene en esta segunda parte de la legislatura, un hito simbólico justo antes del inicio del nuevo ciclo electoral de dos años en el que se celebrarán nueve comicios. Tampoco están dispuestos a renunciar en esta segunda parte de la legislatura a la estrategia implantada por Pablo Iglesias en su etapa como vicepresidente de forzar al Gobierno a pactar con el bloque de investidura para contrarrestar la táctica de la «geometría variable» de Pedro Sánchez. Ya la utilizaron con la Ley de Vivienda o con los Presupuestos Generales del Estado y esperan mantenerla hasta el final.
Díaz, que el martes anunció que ha dado positivo por covid, se ha visto obligada a cancelar su «agenda pública prevista para los próximos días», aunque espera seguir trabajando de forma telemática. Su oferta se basa en modificar la redacción de dos puntos de un artículo del Estatuto de los Trabajadores (84.3 y 84.4) que podrían dar la opción de interpretar que en caso de conflicto prevalecen los convenios estatales sobre los autonómicos. Un aspecto que, de momento, rechazan desde el PNV. Los nacionalistas vascos quieren que esté presente en el decreto ley para así reforzar su petición.
Pero el «cariño» con el que Yolanda Díaz prometió llevar las conversaciones para convalidar la reforma laboral con los socios habituales del Gobierno no ha logrado ablandar, al menos por ahora, el corazón de Esquerra Republicana de Catalunya. Al contrario. Después de días advirtiendo de que, si no se aceptan modificaciones, su formación no respaldará el próximo 3 de febrero el real decreto ley en el que el Ejecutivo plasmó su acuerdo con sindicatos y patronal, Gabriel Rufián elevó el tono y cargó expresa contra la vicepresidenta.
El dirigente independentista alegó que, teniendo en cuenta la intención de Díaz de encabezar un nuevo «proyecto de país» superador de las siglas de Unidas Podemos y con una cierta vocación de transversalidad, el empeño en no tocar ni una coma del decreto para preservar la adhesión de la patronal puede ser «inteligente». Pero insistió en que su partido no puede avalar un texto que, adujo, «ni siquiera es una reforma sino maquillaje». «Esquerra no negocia ni vota proyectos personales y lo digo con todo el respeto», llegó a espetar en una comparecencia ante la prensa en el Congreso.
La dureza del tono empleado por el portavoz republicano coloca en una situación delicada al Gobierno, especialmente a Podemos.