El PP busca una salida a la guerra fratricida para evitar un cataclismo en la formación
Feijóo emerge como pilar del partido ante el caos mientras el resto de los barones toma posiciones sin mojarse mucho
El PP busca una salida a la guerra abierta entre Pablo Casado e Isabel Díaz Ayuso que evite la catástrofe en la formación, y todas las miradas se centran en Alberto Núñez Feijóo, que emerge como pilar del partido ante el caos.
El presidente de la Xunta de Galicia pidió que Pablo Casado, como líder del partido, se sentase solo, sin intermediarios, con Ayuso para arreglar el error «propio» del PP. Pidió «cintura» para parar la «hemorragia» en «días», no meses, y antes de que se produzca el congreso nacional de julio, donde se especula que podrían ser varios los liderazgos en liza.
«Espero que no necesitemos llegar a un congreso para solucionar este problema», sostuvo Feijóo. «Sería muy malo dejar este asunto abierto durante meses y resolverlo en un ‘match ball’ en el congreso», añadió.
Cuando Feijóo habla, en el PP todos escuchan. Y el pasado viernes, mientras Casado difundía sus sospechas de corrupción sobre Ayuso —habló incluso de un posible tráfico de influencias— y calificaba de «montaje» las denuncias de espionaje, el líder gallego circunscribió la crisis a un problema interno, creado entre los «dos círculos» de los dos dirigentes.
O lo que es lo mismo, aunque no los nombrase: el secretario general del PP, Teodoro García Egea, mano derecha de Casado, y Miguel Ángel Rodríguez, jefe de gabinete de la presidenta madrileña. Y de fondo, la pugna por el control del PP en Madrid.
Feijóo no entró en detalles acerca de las dudas sobre los contratos y las comisiones relacionados con el hermano de Díaz Ayuso y vio «lógicas» sus explicaciones.
Bajo sospecha
La presidenta madrileña había admitido que su hermano, Tomás, cobró 55.580 euros de una empresa contratada por su Gobierno para comprar mascarillas en China en abril de 2020, al inicio de la pandemia.
Casado había denunciado una comisión de 286.000 euros y pidió explicaciones. Ayuso las ofreció al sostener que su hermano cobró por «gestiones realizadas para conseguir el material de China y su traslado a Madrid». No detalló las otras tres facturas de Tomás Díaz Ayuso a Priviet Sportive, la empresa contratada por la Comunidad de Madrid, porque sostuvo que no guardaban relación con su Ejecutivo.
La calma tensa se impone en las últimas horas, mientras los barones han ido tomando posición.
En Andalucía, Juanma Moreno pidió unidad y en el PP andaluz eluden pronunciarse sobre los pasos que debe dar el partido para parar «la bola cuanto antes y no hacerla más grande». En Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, concentrado en lograr formar Gobierno, pidió que la verdad se abra paso y verbalizó la «indignación y preocupación» de los «votantes, afiliados, alcaldes y concejales» ante esta situación. Tampoco Mañueco es un hombre de Casado.