Aragonès instaura como fecha la proclamación republicana de Maciá
El presidente intenta mantener vivo el objetivo de la independencia tras 10 años de ‘procés’
El Gobierno catalán en pleno conmemoró ayer en un acto institucional la proclamación de la república catalana por parte de Francesc Macià, el 14 de abril de 1931. Macià, de ERC, se avanzó unas horas a la Segunda República. El presidente de la Generalitat llamó a seguir el hilo de 1931, continuar con la construcción de la república catalana e inspirarse en la apuesta republicana de hace más de 90 años. «La república es la mejor propuesta para hacer avanzar el país», afirmó en un acto solemne en el Palau de la Generalitat.
Se trata de la primera vez que el Govern conmemora la república catalana de 1931. Su intención es instaurar esta celebración como un acto oficial, cada 14 de abril. Aragonès afirmó que el acto ha de servir para reafirmar el compromiso republicano de la sociedad catalana. «Con el espíritu del 14 de abril, sigamos construyendo el futuro en clave republicana», aseguró.
El dirigente de ERC recordó que la Generalitat es la «única institución» cuya legitimidad proviene directamente de la Segunda República, previa a la Constitución de 1978. La proclamación de la república catalana fue a su entender un acto de «soberanía inmenso, grandioso», «fruto de la voluntad popular». Y que explica que hoy exista la Generalitat, dijo. Tras la victoria en las urnas de las municipales el 12 de abril, la presión popular, a su juicio, hizo inevitable la «proclamación» de la república catalana, en un guiño de reivindicación del 1-O.
El independentismo lleva años reclamando un referéndum al Gobierno central. Y uno de los argumentos que pone sobre la mesa, cuando se le rebate que no cabe en la Constitución, es que podría ser una decisión similar a la que adoptó Adolfo Suárez para restituir la Generalitat antes de que se aprobara la Carta Magna.
Con la reivindicación de la república catalana, Aragonès intenta mantener vivo el objetivo de la independencia, tras 10 años desde el inicio del ‘procés’, en un momento de claro agotamiento de las bases nacionalistas, en parte por las continuas peleas entre las fuerzas secesionistas y por la falta de una estrategia para reactivar el desafío soberanista.
ERC se aferra a la mesa de diálogo con el Gobierno, a pesar de que ha quedado en un segundo plano tras la pandemia y la guerra de Ucrania. Junts, mientras, arremete contra la mesa y se divide entre los que apuestan por la confrontación y los pragmáticos.
Aragonès marca además distancias con el independentismo más identitario. El presidente de la Generalitat trata de ofrecer un soberanismo inclusivo, apelando al espíritu republicano de libertad, igualdad, fraternidad y justicia social.