Cae una red que captó a menores tutelados para el «volteo» de hachís
El cierre fronterizo entre España y Marruecos a causa de la pandemia les obligó a buscar otros métodos para introducir hachís en Melilla. Y para minimizar riesgos captaban a menores tutelados con el objetivo de mantener activo el lucrativo negocio a través de un reparto de roles perfectamente planificado. Unos 250 agentes de la Guardia Civil, bajo la cobertura del Juzgado de Instrucción numero cuatro de Melilla y la Fiscalía de Menores, han formando parte de la llamada ‘operación Goliat’ para desmantelar una red internacional de narcotráfico y trata de seres humanos. Se ha detenido a 24 personas e intervenido unos 275 kilos de droga. Los cabecillas cuentan con un amplio historial delictivo en la ciudad autónoma y lograron tejer una red para meter kilos de hachís en territorio nacional aprovechándose de menores de edad en situación de «extrema vulnerabilidad» y controlar la venta ilegal al por menor en esta ciudad de 84.000 habitantes.
La operación se inició el pasado octubre tras detectar la existencia de un grupo organizado en Melilla que captaba a niños tutelados y residentes en el Centro de Menores de ‘La Purísima’, a los que utilizaban para la recogida de paquetes de droga lanzados desde Marruecos a través del vallado. Un método conocido como «volteo» y que fue identificado por las cámaras del vallado fronterizo.
Los menores recogían a pie de valla los paquetes, exponiéndose a ser detenidos, mientras que los demás miembros de la organización se quedaban en una segunda línea, alejados del perímetro fronterizo y sin correr riesgo alguno, a la espera de su recepción en un lugar convenido.
Una vez en su poder, la organización los trasladaba en vehículos a una «guardería» segura, situada en el barrio de la Cañada de Hidum, donde almacenaban la droga para su posterior distribución y venta al por menor por personas de su confianza en distintos puntos de la ciudad.
El método del «volteo» proliferó exponencialmente como consecuencia del cierre de los controles fronterizos terrestres a consecuencia de la covid-19 y durante todo este tiempo las organizaciones criminales han ido perfeccionando el sistema para evitar ser detectados, buscando su máxima eficacia y éxito sin asumir riesgos. La organización criminal contaba con personas que asumían roles específicos, estando constituida por sus líderes; otros que vigilaban la zona controlando los movimientos de las patrullas de servicio; los encargados de recoger los «paquetes» a pie de valla; los que realizaban el transporte de la droga a la «guardería»» y los que finalmente se dedicaban a la distribución y venta. Los líderes eran quienes personalmente contactaban vía telefónica con otros de la zona marroquí y concertaban el día, hora y lugar.