Diario de León

La comunidad internacional levanta el veto al Govern

El fin del ‘procés’ y la apuesta práctica de Aragonès abren de nuevo los despachos

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El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, iniciará la semana próxima el curso político en Cataluña, con un viaje a París, en el que pretende escenificar que el Govern catalán ya no es un foco de inestabilidad en el seno de la Unión Europea como así lo ha percibído la comunidad internacional durante estos últimos años, marcados por el ‘procés’.

El martes, Aragonès participará en París en un encuentro organizado por la patronal francesa Medef, en el que intervendrá en una mesa, junto al ministro del Interior francés Gérald Darmanin, el exprimer ministro galo Bernard Cazeneuve, el presidente de Córcega,Gilles Simeoni y la vicepresidenta de la región de Guadalupe, Marie-Luce Penchard. Están citados para un debate titulado ‘Autónomos o independientes, pero europeos ante todo’.

En pleno ‘procés’ y en Francia, país centralista por antonomasia, hubiera resultado impensable que el presidente catalán fuera invitado por la patronal a debatir con un miembro del Ejecutivo galo sobre cuestiones de conflictos territoriales.

«Trabajamos por la autodeterminación y para poder construir un Estado independiente. La semana que viene expondré nuestra posición en el debate», según afirmó el president cuando confirmó su asistencia al foro galo en el que también estarán la primera ministra, Élisabeth Borne, o la ministra de Europa y Asuntos Exteriores, Catherine Colonna. Aragonès defenderá también en Francia el proyecto del gasoducto MidCat para transportar gas e hidrógeno verde desde España hacia el norte de Europa, pasando por Cataluña. El proyecto cuenta con el aval de la UE, España y Alemania, pero no de Francia.

Durante los años del ‘procés’, los presidentes de la Generalitat y los dirigentes del Gobierno catalán viajaron por todo el mundo y no consiguieron ser recibidos por ningún mandatario con peso específico. Había reuniones con líderes regionales, pero no con representantes de gobiernos estatales. Fue significativo el veto de la UE hacia el Ejecutivo catalán. Bruselas cerró sus despachos a cal y canto para los dirigentes independentistas, que en el pasado, antes del ‘procés’, tuvieron una buena interlocución con la administración comunitaria. Por ejemplo, el presidente de la Comisión, casi era costumbre, que recibiera al presidente de la Generalitat meses después de su investidura.

Con el desafío independentista, ni Mas, ni Puigdemont ni Torra pudieron saludar al presidente de la Comisión. El veto de Bruselas al Govern ya se ha levantado. La apuesta de Pere Aragonès por el diálogo con el Gobierno central, la estrategia de ERC de apoyar la gobernabilidad española y el fin del ‘procés’ han permitido a la Generalitat abrir una nueva etapa en las relaciones internacionales. Del aislamiento absoluto de estos años, se está pasando a una cierta normalidad.

Aragonès pudo saludar y departir unos minutos con la presidenta de la CE, Ursula von der Leyen, el pasado mes de mayo en Barcelona, en compañía de Pedro Sánchez, en unas jornadas del Círculo de Economía. El presidente catalán rompía así una sequía de más de 10 años.

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