Marlaska exonera a Rabat y culpa a los inmigrantes
Tres meses después de la tragedia de la valla de Melilla en la que fallecieron entre 23 y 72 inmigrantes (las cifras continúan bailando según las fuentes), el Gobierno español sigue empleándose a fondo para evitar la más mínima crítica a la controvertida actuación de las fuerzas marroquíes. Ni siquiera una sombra de reproche ante las duras imágenes de los agentes del país vecino (al que el ministro del Interior definió hoy como «socio leal») apaleando a los ‘sin papeles’ que yacían agonizando en el paso.
Fernando Grande-Marlaska culpó exclusivamente a los inmigrantes y a su «violencia» de una tragedia que —se esmeró en subrayar hasta la saciedad el ministro— tuvo lugar en «Nador», «en Marruecos», en la «frontera de Melilla».
Fue una comparecencia complicada para el Gobierno porque no solo fue atacado por la oposición de la derecha. También su gestión de lo ocurrido fue puesta en duda por sus socios, que llegaron a denunciar la «impunidad» en la que el Ejecutivo quiere envolver el «asesinato» y la «masacre» de los ‘sin papeles’. Desde la banca de la izquierda afearon el «discurso por criminalizar y culpar a los inmigrantes de todo lo ocurrido. Buena parte de los socios y apoyos del Ejecutivo, además, pusieron en duda la teoría del Gobierno.