JUICIO
El maquinista del Alvia pide perdón a las víctimas: "No pude evitar el accidente"
Francisco José Garzón se derrumba al hablar de la tragedia. "Lo primero era atender a los viajeros y socorrerlos", dice ante la jueza
Era uno de los días más esperados del juicio por el accidente de Angrois . El maquinista del Alvia, Francisco Garzón, compareció ante la jueza Elena Fernández Currás para ofrecer su versión sobre el accidente de tren del 24 de julio de 2013 en Santiago de Compostela. "Me reitero en que las víctimas me perdonen. Pero fue un accidente, no pude evitarlo", ha señalado Garzón.
Garzón, quien declaró como acusado en la segunda jornada del juicio por el siniestro que se cobró la vida de 80 personas y dejó 144 heridos, respondió solamente a preguntas de su abogado, Manuel Prieto, pero también intercambió palabras con la jueza al solicitarle algunas aclaraciones sobre su relato. Así, asegurí que "no había ningún tipo de señal hasta la curva" de Angrois (Santiago), donde se produjo el siniestro. "Nada de nada de nada".
La emoción pudo a Garzón cuando rememoró los momentos posteriores al accidente. "Lo primero era atender a los viajeros y socorrerlos", ha dicho el maquinista, que se quedó atrapado entre los hierros y se puso en contacto con el puesto de mando de Renfe en Atocha (Madrid).
Garzón recordó su ingreso en el hospital y su paso por el calabozo. "Es criminal que me saquen del hospital con tres costillas rotas. Y me habían puesto un tubo para quitarme la sangre en la pleura", aseguró, al referirse a su alta y posterior apresamiento, para explicar que "de ninguna forma" estaba en condiciones de prestar declaración.
Tal y como relató su abogado defensor, las lesiones sufridas en el accidente no le permitían "tumbarse". Pese a ello, el 27 de julio -tres días después del accidente- recibió el alta y fue conducido al calabozo, donde se sentó "en el suelo" porque solo tenía "un catre", según contó el letrado. "Solicité una silla y me la negaron", confirmó Garzón.
El maquinista y el letrado deslizaron que su alta hospitalaria y su detención guardaba relación con la rueda de prensa que dio al día siguiente -28 de julio- el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz. Sin embargo, la jueza matizó que "el ministro no detiene a nadie" y que si había sido llevado a calabozo era "por órdenes del juez instructor".
"Tres costillas rotas" En ese momento, Garzón tachó de "criminal" que saliese del hospital "con tres costillas rotas" y la jueza le advirtió que ese no era "el objetivo del juicio". "Si usted tiene alguna queja de los servicios médicos que le dieron el alta puede presentar una queja en el foro (pertinente)", añadió. Fernández Curras también le dijo de que estaba "dejando en mal lugar a los médicos", algo que el maquinista se apresuró a negar: "No, no. Si se ha entendido eso, pido perdón a los médicos".
Garzón también relató su vida profesional en Renfe, donde ingresó en 1982 y obtuvo el título de maquinista en abril de 2013.