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Irene Montero, de víctima a provocadora: «El PP promueve la cultura de la violación»

La ministra de Igualdad provoca una bronca monumental en el Congreso y el PSOE le aconseja «no jugar con esto»

Los diputados de la bancada del PP protestan durante la intervención de la ministra de Igualdad, Irene Montero, ayer. J.C. HIDALGO

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León

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Los intentos de la Presidencia del Congreso por moderar los excesos verbales de los diputados —riña incluida a los portavoces de los grupos parlamentarios— han caído en saco roto. El ambiente se ha vuelto más bronco y ayer, en plena sesión de control al Gobierno, la ministra de Igualdad, Irene Montero, acusó al PP de «promover la cultura de la violación». La descalificación provocó una sonora algarada en la bancada popular y también en la de Vox, que el día antes había visto cómo a una de sus integrantes, Patricia Rueda, se le había retirado el uso de la palabra por calificar a Bildu de «filoetarra» y negarse luego a retractarse. Los de Santiago Abascal habían abandonado en bloque el hemiciclo tras este incidente.

Ambas formaciones interrumpieron a gritos la intervención de la ministra, que respondía a una pregunta sobre la ley del ‘solo sí es sí’, para pedir su expulsión de la Cámara. «¡Qué barbaridad!», se pudo escuchar. «¡Intolerable!», explotaba otro diputado. El grupo al completo acabo uniéndose en un coro unánime: «¡Dimisión, dimisión!». Consideraban que la presidenta del Congreso, Meritxell Batet, no estaba usando el mismo rasero con la dirigente de Podemos —a la que permitió finalizar su respuesta— que con otras intervenciones de los suyos, censurados desde Presidencia por el uso de una terminología agria que ha venido siendo el pan de cada día en las Cortes esta legislatura. Sin embargo, Batet sí acabó por recriminar el comportamiento a Montero. «Esta expresión no es adecuada para dirigirse a un grupo parlamentario. Le pido por favor respeto. Debemos contribuir a la convivencia en esta Cámara porque queremos contribuir a la convivencia fuera de esta Cámara», le señaló.

Lejos de rectificar o retirar lo dicho, la titular de Igualdad justificó su salida de tono haciendo referencia a una campaña de la Comunidad madrileña contra la sumisión química. «¿Entonces, cómo le llaman ustedes a decirle a una mujer que vigile su copa en lugar de poner el foco en el agresor, como han hecho en la campaña institucional de Madrid?», respondió visiblemente enfada mientras, a su espalda, la bancada del PP estallaba entre un tremendo alboroto.

El PP había acudido a la sesión de control para explotar las dudas en torno a la ley del ‘solo sí es sí’, cuya aplicación ha propiciado la rebaja de penas a decenas de abusadores sexuales. Tanto que, antes, incluso habían preguntado por la cuestión al ministro del Interior, Fernando Grande Marlaska —llamado a ser el protagonista de la jornada por su comparecencia por la tragedia de Melilla— o a la vicepresidenta primera y ministra económica, Nadia Calviño. «Usted pregunta por todo menos por Economía», afeó esta última al diputado del PP Carlos Rojas, que le había formulado la cuestión.

Tras el intercambio de gritos y llamadas de atención, la portavoz del grupo popular, Cuca Gamarra, pidió tomar la palabra para expresar la indignación de los suyos: «Es altamente ofensivo para un partido que ha luchado y va a seguir luchando por la igualdad en este país y contra la violencia de género».

Pero el debate parlamentario ha quedado herido de muerte una semana después de que la propia Montero fuera víctima de una descalificación por parte de una diputada de Vox, que insinuó que su posición en el Gobierno se debía a su relación con el exvicepresidente Pablo Iglesias, «su único mérito es haber estudiado en profundidad a Pablo Iglesias», le había espetado. Esto había propiciado una reacción unánime de la mayoría de los grupos de la cámara y forzado a Batet a tomar cartas en el asunto. Pero estas respuestas han acabado consiguiendo el efecto contrario. Parcial para algunos diputados.

«Es una vergüenza, han convertido el Congreso en un lugar del que te expulsan si llamas filoterrorista a Bildu y donde se permite que una ministra acuse a la oposición de promover la cultura de la violación», lamentó Inés Arrimadas a su salida del hemiciclo, cuya formación, Ciudadanos, había apoyado a Montero.

La titular de Igualdad tampoco encontró respaldo en el PSOE. El portavoz socialista en el Congreso, Patxi López, dijo que sus palabras «no son las mejores después de todo lo que hemos vivido aquí». Y recomendó a la dirigente de Podemos que «precisamente ella, que ha sufrido esa agresividad verbal no debería jugar con eso». Sentada al lado de Montero en la bancada del Gobierno, la ministra de Ciencia, Diana Morant, se abstuvo de aplaudir su intervención.