Diario de León

Ni un espía del Kremlin ni un nostálgico zarista, ‘unabomber’ es un jubilado de Miranda de Ebro

La Policía Nacional detiene en Miranda de Ebro al jubilado de 74 años que mandó las cartas. SANTI OTERO

La Policía Nacional detiene en Miranda de Ebro al jubilado de 74 años que mandó las cartas. SANTI OTERO

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El ‘unabomber’ no era un espía del Kremlin, como sostenían los servicios secretos Estados Unidos, sino un jubilado de Burgos, nostálgico, eso sí, de la extinta URSS y amigo de teorías y canales conspiranoicos. Efectivos de la Brigada Provincial de Información de Madrid detuvieron ayer en la localidad burgalesa de Miranda de Ebro a un septuagenario, de nacionalidad española, como presunto autor del envío de los seis sobres con material pirotécnico que fueron interceptados en distintas instituciones, entre ellas la Moncloa, dirigida al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y a la embajada de Ucrania en Madrid, entre finales de noviembre y principios de diciembre. Unas cartas que se investigaron desde León.

El sospechoso, P.G.P., de 74 años y sin antecedentes penales, fue funcionario en el Ayuntamiento de Vitoria hasta 2013, desde donde pasó a la jubilación directamente hace ya una década. Anteriormente había ocupado un puesto por oposición en Osakidetza, el Servicio Vasco de Salud.

El hombre que ha tenido en vilo a las fuerzas de seguridad durante dos meses fue arrestado en plena vía pública, en el marco de la operación Konvert (sobre postal en ucraniano). Los agentes de los Tedax y la Policía Científica, acompañados del detenido y con ayuda de perros detectores de explosivos, procedieron a la entrada y registro de su domicilio, en donde vivía solo (no tiene ni pareja ni hijos), en la calle Clavel, en el barrio de la Charca, de la capital mirandesa.

Los agentes, que también buscaron pruebas en su vehículo estacionado en plena calle, están convencidos de que en la vivienda de la calle Clavel se confeccionaron los artefactos. De hecho, en la casa se halló más material para fabricar cartas deflagrantes, que, según los investigadores, el detenido pretendía deshacerse en breve, uno de los motivos por los que se aceleró su captura sin demasiados días de seguimientos previos.

Los funcionarios de la Comisaría General de Información de la Policía, que la acusan de la totalidad de los envíos, creen que actuó solo y de forma autodidacta aunque todavía no se descarta que terceras personas conocieran o ayudaran al arrestado.

Era una persona muy activa en redes sociales y tiene conocimientos técnicos (es muy aficionado al aeromodelismo) e informáticos», explicaron mandos de los servicios antiterroristas que, por ahora, no han encontrado ningún vínculo del arrestado con el espionaje ruso, tal y como apuntaban los servicios secretos de Estados Unidos, según publicó esta semana The New York Times, que citaba fuentes de la Administración de aquel país. El periódico aseguró que detrás de los envíos estaba el Movimiento Imperial Ruso, un colectivo de ultraderecha que cuenta con miembros, asociados e infraestructura por casi toda Europa y también en España y que supuestamente estabas patrocinado por el Kremlin.

Eso sí, P. G. -explican mandos de la lucha antiterrorista- es un «nostálgico» de la Unión Soviética y seguidor por internet de conocidos canales de ‘información alternativa’, que ensalzan la ofensiva rusa y la figura de Putin, al tiempo que critican a los países occidentales.

Sello y troquelado Desde el principio, la Brigada de Información de Madrid centró sus pesquisas en algún residente en Castilla y León, ya que la cartas llegaron, desde una provincia limítrofe, al centro logístico de Correos en Valladolid, desde fueron reenviadas a sus destinos. De hecho, la investigación ha confirmado que todas las misivas se remitieron desde Burgos.

La otra pista clave para llegar al jubilado fueron los sellos usados, ya que se trataban de una edición conmemorativa con la imagen del Monte Santa Trega, en Pontevedra, de 2,70 euros, de solo 135.000 unidades y que solo fue distribuida en algunas de las principales oficinas de Correos el pasado 24 de abril.

La tercera línea que desembocó en el septuagenario de Burgos fueron los sobres que usó en sus envíos. Todos ellos, idénticos, tenían un troquelado autoadhesivo muy particular y solo los fabrica una empresa que los vende por internet.

El detenido pasará mañana a disposición del Juzgado de Instrucción 4 de la Audiencia Nacional, tras ser interrogado durante 48 horas en el centro policial de Canillas, en Madrid, a donde fue trasladado ayer.

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