Diario de León

Miguel, el minero leonés que ha perdido a tres compañeros en el derrumbe de Barcelona: «Me pudo pasar a mí»

Tres geólogos mueren sepultados en un accidente en la mina barcelonesa de Suria

Furgoneta de los servicios funerarios con los restos mortales de los tres geólogos muertos. SIU WU

Furgoneta de los servicios funerarios con los restos mortales de los tres geólogos muertos. SIU WU

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Tragedia en la mina. Tres trabajadores fallecieron ayer como consecuencia de un accidente en el interior de una galería de una mina de sales potásicas en Suria (Barcelona). Las alarmas sonaron hacia las 8:55 horas. Era el turno de la mañana y estaban 250 operarios sobre el terreno, perforando el subsuelo.

Un desprendimiento de tierras en el interior de una galería, a unos 700 metros de profundidad, dejó atrapados a los tres empleados. Las causas de por qué se los tragó la tierra deberá determinarlo la investigación puesta en marcha. No se les dio oficialmente por muertos hasta las cinco de la tarde, ocho horas después del siniestro, cuando los servicios de emergencia pudieron rescatar los cadáveres.

Los tres fallecidos eran geólogos, dos en plantilla y uno en prácticas. Tenían entre 28 y 31 años. Dos de ellos eran estudiantes de un máster de ingeniería de minas en la Universidad Politécnica de Cataluña. Estaban realizando trabajos de prospección y de seguridad en la mina propiedad de la multinacional israelí ICL. Revisaban las perforaciones. Uno de ellos, el becario, llevaba muy poco tiempo trabajando en el pozo, apenas una semana. Los otros dos llevaban en la empresa seis meses y tres años. Estaban evaluando la seguridad de uno de los frentes, cuando uno de los techos «cayó sobre ellos», aseguró el consejero delegado de la empresa, Patricio Chacana.

Uno de ellos era colombiano, otro de Alicante y el tercero de Sant Joan de Vilatorrada (Barcelona). Los equipos de psicólogos atendieron a los familiares de las víctimas a pie de la mina. Hacia las siete de la tarde, los coches de la funeraria se llevaron los cadáveres entre los aplausos de los compañeros.

El accidente causó consternación en Suria, que sufrió la angustia de los pueblos mineros cuando saben que algunos de los suyos quedan atrapados bajo tierra. «El pueblo vive de la mina», afirmó el alcalde, Albert Corberó. Suria decretó dos días de duelo oficial. La instalación paralizó su actividad hasta que se celebre el funeral.

La tragedia pudo ser tremenda porque en esos momentos había 250 operarios trabajando. El consejero de Empresa, Roger Torrent, señaló que la última revisión en la mina se llevó a cabo hace tres semanas y que no se detectó ninguna deficiencia.

Se cruzó con ellos por la mañana

Los mineros están «muy tocados». «Nos conocemos todos porque comemos juntos todos los días. Me podría haber pasado a mí», declaró ayer uno de ellos, natural de León.

«Yo me he cruzado con ellos a las ocho de la mañana. Yo acababa mi turno y ellos entraban», explicó Miguel, de 53 años, en la puerta de la mina, que lleva abierta 110 años.

Según este trabajador, que vino de León a Súria en 1999 cuando se cerró la mina de carbón en la que trabajaba en la provincia, los tres fallecidos se disponían en ese momento, a las ocho de la mañana, a hacer su trabajo diario, que consiste en explorar los túneles de la mina para predecir dónde se encuentra la sal o la potasa y señalarlo a los mineros.

Al poco rato, un topógrafo que iba a trabajar con ellos se ha encontrado el desprendimiento y ha dado la alarma.

Miguel, que cuando recibió el aviso del accidente sobre las nueve de la mañana se estaba metiendo en la cama, acudió enseguida a la mina por si hacía falta ayudar en el rescate, ya que forma parte del centenar de mineros que recibe formación para constituir los equipos de rescate.

«Hasta que no sacan los cuerpos, tenemos esperanza», comentaba Miguel. No son los únicos fallecidos de la mina que ha visto. Entre 1989 y 1999 trabajó en una mina de carbón en León y allí perdió a un familiar en un accidente. «Estos accidentes le pueden llegar a cualquiera. La mina no avisa».

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