La sorprendente misión de un F-18 para interceptar un avión sospechoso en cielo español
El cazabombardero del Ejército del Aire rebasó la velocidad del sonido el 5 de febrero, pero el incidente no pasó a mayores ya que el comandante del vuelo comercial atendió finalmente a los mensajes de radio
Un cazabombardero F-18 despegó para inteceptar un avión que había entrado dentro del espacio aéreo español y que mostraba una actitud sospechosa mientras sobrevolaba el País Vasco y Navarra. La aeronave militar , que generó un gran estruendo que pudo ser escuchado en La Llanada alavesa, el sureste de Guipúzcoa y el oeste de Navarra, había roto la barrera del sonido para llegar cuanto antes hasta el punto en el que se hallaba el aparato que había despertado suspicacias.
El incidente sucedió el 5 de febrero, según confirmó el Gobierno a través de una respuesta escrita a una pregunta del diputado de EH Bildu Jon Iñarritu. En el texto se apunta que el avión sospechoso resultó ser un vuelo comercial y que saltaron las alarmas porque el comandante "no comunicaba ni respondía a llamadas" de los controladores aéreos.
Finalmente, el percance no pasó a mayores. Hubo un momento en el que el piloto se puso en contacto con los profesionales que controlan el tráfico aéreo. Esto hizo que el F-18 diera media vuelta y regresara al Destacamento de Alerta y control de la Base de Torrejón de Ardoz (Madrid).
Este tipo de misiones militares suelen ser excepcionales, pero ya se han dado varias en los últimos tiempos. Tienen como objetivo garantizar la seguridad y es un procedimiento que está pautado desde poco después del 11 de septiembre de 2001, cuando dos aviones comerciales secuestrados por terroristas islámicos se estrellaron contra las Torres Gemelas de Nueva York.
La maniobra se denomina 'alpha scramble' o 'A-scramble' y tiene por objetivo idenficar de qué avión se trata y qué sucede a bordo cuando algo sospechoso sucede en el espacio aéreo español, ya sea por la incursión de una aeronave militar desconocida o por una civil, como ha sido en este caso. El piloto del caza o los cazas (a veces se movilizan dos) se sitúa en paralelo a la cabina de mando y trata de establecer contacto visual o por radio con sus responsables. En el hipotético caso de que el aparato interceptado pueda suponer un peligro para la seguridad, los pilotos de combate estarían autorizados incluso para su derribo.