Dimite la directora de la Guardia Civil tras la imputación de su marido
María Gámez se va para «proteger» a su familia y al cuerpo; su sustituta es la delegada de Madrid
María Gámez tras su comparecencia para informar de que ha presentado su dimisión. JAVIER LIZON
La máxima responsable de la Guardia Civil desde enero de 2020, María Gámez, presentó ayer su dimisión tras la imputación de su marido, Juan Carlos Martínez, por unas transferencias de dinero procedentes de subvenciones de la Junta de Andalucía a varias empresas durante la etapa del PSOE. Martínez está investigado por presunta prevaricación, malversación y blanqueo de capitales en esta pieza separada del caso de los ERE.
Gámez, gaditana de 54 años aunque vinculada laboral y políticamente a Málaga, donde fue concejal socialista del ayuntamiento y subdelegada del Gobierno, era una persona de la máxima confianza del ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, quien la nombró directora de la Guardia Civil por su dilatado bagaje profesional y que ayer lamentó su abrupta salida. «Fue la primera mujer en presidir este cuerpo en sus 178 años de historia y ha sido la mejor directora», afirmó el ministro.
Su sustituta será Mercedes González, actual delegada del Gobierno en la Comunidad de Madrid, quien llevaba un tiempo en la rampa de salida para ocupar un cargo de mayor relevancia, incluso se llegó a barajar desde Ferraz como posible candidata a la presidencia de la región o a la alcaldía de la capital.
La dimisión de Gámez llega también en medio del escándalo del llamado ‘caso cuarteles’, que afecta a varios mandos del instituto armado por presuntas corruptelas derivadas de las obras en varios cuarteles. Sin embargo, el detonante definitivo ha sido la imputación de su marido en un auto del pasado 16 de marzo.
Se aparta, declaró ayer Gámez, para no salpicar la imagen de la Guardia Civil en un momento turbulento y para «proteger a su familia», aunque también ha influido que estemos en año electoral, comentan fuentes de su entorno.
Marlaska también compareció para valorar su «competencia profesional» y lamentar «profundamente» su «injusta» salida: «perdemos todos». También consideró su dimisión como «un ejemplo de honestidad, pulcritud y decencia democrática que debe extenderse a todos los ámbitos de la vida pública». Y destacó su legado en la Guardia Civil: la instauración «de una cultura en la que el amiguismo y el nepotismo han sido abolidos».
A principios de marzo, el diario ABC publicó una información relativa a los negocios del marido de Gámez a partir de un informe de la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal (Udef) de la Policía Nacional. Se trata de una partida de subvenciones dudosas que habrían ido a parar a una empresa de Juan Carlos Martínez, asesor de varias consejerías andaluzas en tiempos del PSOE.
El titular del Juzgado de Instrucción número seis de Sevilla, instructor de los ERE, pidió a finales de febrero información a la Agencia Tributaria para averiguar si la mercantil del cuñado de Gámez, Bienvenido Martínez, transfirió fondos a una consultora de su hermano, Job Management Liberty, para difuminar presuntamente el origen del dinero.