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La fracasada moción de Vox y el aspirante Tamames dan nuevo oxígeno al Gobierno

Hubo 201 votos en contra y el PP, junto a los dos diputados expulsados de UPN hace un año, optaron por la abstención

Pedro Sánchez ayer, tras conocerse el resultado de la votación de la moción de censura. CHEMA MOYA

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León

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La ya fracasada moción de censura presentada por Vox ha servido para insuflar oxígeno y energía a la coalición de Gobierno, que llegaba debilitada tras semanas de reveses y desencuentros y que sale del hemiciclo con baterías cargadas, con Yolanda Díaz revestida como candidata, con un PP satisfecho con su abstención y un Ramón Tamames que ha podido constatar la lejanía de esta política con la que él vivió en los siete años en que estuvo en el Congreso.

Si la sesión del martes fue comedida, con todos los grupos evitando sobrepasarse verbalmente con el veterano profesor, al que nadie quería ofender dada su veteranía y erudición, el cierre de ayer tuvo algo más de nervio y contenido parlamentario.

Tamames estuvo también más cómodo, sin su discurso escrito de la víspera, y defendió una moción que no ha sido, dijo, ociosa, aunque los partidos la hayan empleado, en su opinión, para soltar un mitin electoral.

«No me esperaba un mitin como este en la patria de la soberanía nacional», dijo el profesor, quien aseguró que él se ha tomado en serio el tema y tenía programa de gobierno.

Reprendió en particular su tono al portavoz socialista, Patxi López: «Hace tiempo que vivimos en el mismo planeta, pero se excita demasiado», le dijo, y consideró un error que el PP se haya abstenido.

El candidato acusó al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, de tener una cierta tendencia a la ucronía y al Gobierno de padecer el síndrome de la Moncloa, al tiempo que lamentó la vuelta en el debate «a las dos Españas» otra vez.

«Hay que disminuir un poco la dosis de personalismo y la capacidad de calificar a los demás», recomendó tras la intervención de Sánchez, en la que este le había pedido más respeto al Parlamento.

La Constitución, había dicho el presidente, establece que la moción de censura sirve para conformar un nuevo gobierno, no para derribar otro. «Nada de eso hemos visto ayer y hoy aquí, ni hay candidato, ni hay gobierno posible, ni programa», reprochó a los proponentes y a su candidato.

«Es elocuente porque quienes se proclaman guardianes de la Constitución se burlan de ella», resumió Sánchez.

La oportunidad que le había brindado Vox con la moción la aprovechó el jefe del Gobierno con un discurso, de nuevo ayer, en el que ha reivindicado la gestión, las ambición y la valentía de su gabinete de cara a prolongar un ciclo de políticas progresistas y para advertir del acercamiento entre PP y la formación de Santiago Abascal.

Y, como era de esperar, arremtió contra el líder «ausente» de los populares, Alberto Núñez Feijóo, quien con su silencio, sostuvo, «lo dice todo, porque sabe que necesitan a Vox para poder gobernar en comunidades y ayuntamientos».

El PP jugó su carta de la abstención en el discurso de su portavoz parlamentaria, Cuca Gamarra, de guante blanco con Tamames, apelando al centro moderado y con una petición de elecciones anticipadas —las que no llegó a pedir el día anterior el candidato— para poner fin a la «lamentable aventura» del «sanchismo».

Pasaron del no y el «hasta aquí hemos llegado» de Pablo Casado en la anterior moción, a desmarcarse de los de Abascal pero sin entrar en el cuerpo a cuerpo y sin dar respuesta a la oferta de Vox de hacer borrón y cuenta nueva, cuando están ya en precampaña y ambos partidos pueden tener que entenderse tras los comicios del 28 de mayo.

En Génova, la lectura es que esta iniciativa, estéril, no cambia el reparto de votos entre bloques, aunque resta seriedad a Vox, lo que puede inclinar la balanza a favor del partido de Feijóo.

Desde la Moncloa resumieron lo ocurrido en estas dos jornadas con una frase energética, «un chute para la movilización de la izquierda», y se lanzaron incluso a añadir que «ojalá haya muchas más mociones» de censura, porque esta ha servido, dijeron, como «refuerzo importante» y para mostrar que «la extrema derecha y la derecha extrema son un todo en uno».

En Vox también mostraron su alegría, a pesar de perder la moción, porque aseguran que han ganado afiliados en estos dos días.

La sexta moción de censura de la democracia finalizó con la foto en el hemiciclo de los diputados de Vox con Tamames, ante la atenta mirada de la escultura en mármol de Isabel la Católica, protagonista inesperada ayer en el debate, al ser reivindicada por el candidato Tamames ante el reproche de Yolanda Díaz como la poderosísima mujer que fue.