Sánchez testa en América Latina su plan más ambicioso para la presidencia de la UE
Pedro Sánchez tiene claro cuál debe ser uno de los principales objetivos de la presidencia española por turno de la Unión Europea, que abarcará del 1 de julio y el 31 de diciembre de este año. Y la apuesta es ambiciosa. El jefe del Ejecutivo quiere relanzar las debilitadas relaciones entre Europa y América Latina, donde China ha ido adquiriendo una presencia cada más activa.
La diplomacia española lleva meses trabajando para hacer de la cumbre con la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños que tendrá lugar en Bruselas los días 17 y 18 de julio, después de siete años sin celebrarse, todo un acontecimiento. La presencia de Sánchez este fin de semana en Santo Domingo, después de participar en el Consejo Europeo resulta, en ese sentido, clave.
El objetivo formal del viaje que el presidente del Gobierno comparte con el rey es la celebración de la XXVIII Cumbre Iberoamericana, en la que se abordarán, entre otros, asuntos relativos a la inseguridad alimentaria, uno de los principales retos de la región. Pero Sánchez quiere aprovechar también el encuentro para conocer de primera mano lo que los participantes —con dos ausencias tan notables como la del mexicano Andrés Manuel López Obrador y el brasileño Luiz Inácio Lula da Silva— esperan de los socios europeos y para tratar de avanzar en algunas de las carpetas abiertas. El pasado agosto ya realizó una gira por Colombia, Honduras y Ecuador con idéntico propósito.
El mejor baremo para medir el éxito de una operación que, en un sentido amplio, pretende ir más allá de lo puramente comercial (a la UE le interesa también contrarrestar la influencia de actores como la ya mencionada China, Rusia o Irán), sería lograr bajo su mandato la ratificación del acuerdo que la Comisión Europea alcanzó en junio de 2019 con Mercosur.
El escollo no está solo al otro lado del Atlántico. Dentro de la UE, Francia es, con argumentos relativos a la defensa del medio ambiente, el principal detractor de un pacto que implicaría levantar los aranceles que protegen a sus ganaderos y agricultores. El Gobierno, que cuenta para su misión con el empuje del exministro de Exteriores y Alto Representante para la Política Exterior y de la UE, Josep Borrell, desplazado también en esta ocasión a República Dominicana, confía en que la llegada de Lula al Gobierno de Brasil sirva de acicate para lograr un desbloqueo. Pero de momento mantiene la prudencia. Fuentes gubernamentales advierten de que la tarea que hay por delante será larga y silenciosa.
De momento, hoy Sánchez pretende ir allanando un complejo camino que debe sortear la fragmentación política de América Latina o la falta de consensos mínimos que faciliten una interlocución fluida.