La guerra con Podemos impide a Díaz lanzar su candidatura con la izquierda
La vicepresidenta se presenta hoy sin los de Belarra, que se niega a un «rol secundario»
Los tambores de división vuelven a resonar en la izquierda. Podemos y el resto de organizaciones políticas que se reagrupan bajo el paraguas de Yolanda Díaz llegarán fragmentados este domingo al bautismo de Sumar que se celebra en Madrid. La vicepresidenta segunda anunciará su candidatura para liderar una coalición para las generales, una herencia que recibió de manos de Pablo Iglesias y que ha tardado dos años en aceptar tras impulsar, entre medias, un dilatado «proceso de escucha». Pero en la foto de este Domingo de Ramos en el polideportivo Magariños, en la que sí estará una nutrida representación de Izquierda Unida, los comunes, Más País y Compromís, entre otras siglas, faltarán las ministras Ione Belarra e Irene Montero y el núcleo duro del partido morado. Sí acompañarán a Díaz varios de sus diputados y líderes territoriales.
La falta de acuerdo entre ambas partes para organizar unas primarias abiertas ha volado todos los puentes a poco menos de dos meses para las autonómicas y municipales del 28 de mayo. Aunque Podemos ha llegado a acuerdos para confluir junto a IU en numerosos territorios, en la cita con las urnas se verán las caras con otros partidos llamados a confluir junto a la vicepresidenta. Sobre todo, en disputas clave como Madrid, Valencia, Baleares o Aragón, donde también pesa la inhibición en la liza del proyecto político de la líder gallega, cuya letra pequeña no terminará de escribirse hasta verano. El apoyo de Díaz en campaña hacia un lado u otro podría resultar determinante para el resultado final.
Ayer, Podemos celebró su último consejo ciudadano estatal antes de los comicios y su secretaria general lanzó una postrera llamada a Díaz para que aceptara el acuerdo de mínimos que los morados vienen poniendo como condición para asistir al acto. «Basta con que esta misma tarde Podemos y Sumar firmemos una declaración», incidió ante la ejecutiva de su partido. Una reunión en la que la dirección, según dijeron sus dirigentes, se mostró «unida» y «tranquila» ante un trance que califican como «muy difícil».
En una declaración medida hasta la última coma por ella y su equipo, Belarra dirigió gran parte de su discurso a situar la pelota sobre el tejado de la vicepresidenta. «Está en su mano», reiteró. Y a afearle los plazos: «La unidad tenía que haber sido posible para estas elecciones de mayo». Pero el teléfono de la secretaria de Organización de Podemos, Lilith Verstringe, no ha vuelto a recibir una llamada del jefe de Gabinete de Díaz