Diario de León

Podemos e IU cierran su acuerdo en Valencia y lanzan candidaturas conjuntas frente a Sumar

Ione Belarra presenta como ejemplo de unidad ante Yolanda Díaz la ola de pactos con Izquiera Unida para el 28-M

Ione Belarra junto al regidor de Podem y de En Comú Podem en Rubí Andrés Medrano, ayer. ENRIC FONTCUBERTA

Ione Belarra junto al regidor de Podem y de En Comú Podem en Rubí Andrés Medrano, ayer. ENRIC FONTCUBERTA

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La guerra fratricida entre Sumar y Podemos afecta de pleno a las elecciones municipales y autonómicas del próximo 28 de mayo. En la formación morada escuece, y mucho, que Yolanda Díaz no haya querido lanzar su movimiento a la izquierda del PSOE antes de esta primera cita con las urnas, a la que sucederán en diciembre unas generales para las que la vicepresidenta segunda sí se postuló ya el pasado domingo como candidata a presidir la Moncloa o, en su defecto —reconoce públicamente la líder de Sumar—, como uno de los pilares de una segunda coalición progresista bajo la batuta de Pedro Sánchez y el PSOE. Permanece abierta ahora la incógnita sobre si Díaz hará campaña y con quién ante este decisivo 28-M.

Dos comunidades están subrayadas en rojo: Madrid y Valencia. Y ambas ejemplifican el mayúsculo enredo en que están sumergidas las izquierdas. En estas regiones Podemos peleará cada voto con Más Madrid y Compromís, dos de los grupos que arroparon el domingo a Díaz en su estreno en el polideportivo Magariños. Pero es que los hará, además, coaligado con IU, cuyo líder, él ministro Alberto Garzón, también ha cerrado filas con la vicepresidenta.

En medio de este endiablado contexto, Podemos se juega en mayo el limitado poder que aún mantiene a nivel local y regional. En 2015 alcanzó mediante una hábil estrategia de alianzas con movimientos locales las alcaldías de Madrid, Barcelona, Cádiz, Zaragoza, Ferrol, Santiago o A Coruña. Fueron los bautizados como ‘ayuntamientos del cambio’. A día de hoy, los morados solo participan de manera residual en los ejecutivos de la capital catalana y Cádiz, ciudades gobernadas aún por plataformas de izquierda pero que reniegan de cualquier directriz que llegue desde Madrid.

De cara al 28-M la izquierda acudirá fragmentada ante los aplausos de un PP que ya se ve vencedor en municipios y autonomías que gobierna el PSOE con el apoyo de Podemos y sus confluencias. Frente a unos pronósticos que no son halagüeños y la imputación de Díaz y los congregados en torno a Sumar de que es Podemos el responsable de la falta de unidad, los morados hacen gala de los acuerdos electorales que han cerrado con Izquierda Unida para subrayar su peso y devolver la acusación de que ellos son la manzana de la discordia.

Ione Belarra, celebró ayer el último acuerdo cerrado con IU, en la Comunidad Valenciana que congrega buena parte de toda la pugna del tablero electoral. Se trata de uno particularmente relevante de muchos otros, según destacan fuentes de Podemos, que enumeran los pactos globales firmados con Izquierda Unida a nivel regional en Navarra, Extremadura, Cantabria, Baleares, Murcia, Castilla-La Mancha y Canarias.

La ministra y número dos de los morados, Irene Montero, achacó ayer a Díaz que no haya utilizado «su influencia» sobre Más País y Compromís, presentes ambos en el Magariños, para favorecer la unidad de la izquierda y la responsabilizó de posibles mayorías absolutas como la de Isabel Díaz Ayuso en Madrid.

Fiel al guión que se repite desde Podemos, Montero defendió ayer que gracias a la presencia de Podemos en el Consejo de Ministros se han logrado las mayores transformaciones sociales durante esta legislatura, restando méritos al PSOE y a la propia Diaz.

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