La experiencia de los niños de Colmenar les creará «un agujero en el alma», advierten
«Piensan que lo que han vivido es normal», dicen los psicólogos
Una situación de desamparo y maltrato como la que habrían vivido los ocho hermanos de Colmenar Viejo (Madrid) provoca «un agujero en el alma» y es «lo peor que le puede pasar a un niño», según psicólogos consultados por Efe, aunque recuerdan la resiliencia de los menores si cuentan con la atención adecuada. Los psicólogos José Antonio Luengo y Diana Sánchez señalan que todo lo que conocen de este caso es por las noticias, sin saber la edad de los menores ni si la situación ha sido continuada en el tiempo, aunque «es lo que se intuye».
Si se confirman los datos que se conocen por el momento, se trata de ocho niños que llevan viviendo una situación «no de negligencia, sino de desamparo absoluto», de indigencia, miedo, falta de recursos materiales y psicológicos que provocan «un agujero en el alma», considera Luengo. «Lo peor que le puede pasar a un niño cuando es pequeño es que se junte todo lo que he leído», indica Sánchez, carencias físicas —se dicen que estaban desnutridos—, emocionales, afectivas y que, además, hayan sido llevadas a cabo por quienes debían cuidar de ellos.
Sánchez agrega que lo que «más desestructura la psique» es que todo eso «te lo haga una persona de la que se espera que te cuide y los niños esperan que sus padres los cuiden y los protejan de los daños exteriores».
Luengo agrega que cuando los menores «lo que viven es dolor, carencia, desamparo, vejaciones y no han vivido otra cosa, pueden llegar a pensar que lo normal es eso».
El maltrato mantenido en el tiempo provoca «indefensión aprendida», en la que la persona aprende a no defenderse porque cuando lo ha hecho «no le ha servido de nada».
Así relata cómo en los diez años que fue secretario general de la Oficina del Defensor del Menor de Madrid veía cómo niños separados de sus padres por haber sufrido maltratos decían que querían seguir con sus progenitores porque era la única realidad que conocían: «Eso es lo mas duro de todo».
Cuando se producen situaciones de negligencia física y psicológica continuada por parte de la figuras de apego principales se «suele generar un trauma en los niños», con problemas en el desarrollo evolutivo, social y cognitivo, dice Sánchez, del Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid.
En esos años se desarrolla lo que se llama el «estilo de apego» y cuando es desorganizado «lo que hemos visto, en muchas ocasiones, es que se desarrollan trastornos de personalidad que permanecen durante toda la vida».
Los ocho hermanos de Colmenar Viejo van a tener que seguir una terapia psicológica «larga y continuada para poder contrarrestar los efectos» de lo vivido, considera Sánchez. La psicóloga indica que hay que hacer una intervención rápida a nivel asistencial y psicológico, y recuerda que los niños «son muy resilientes, aprenden y desarrollan capacidades». Las secuelas de los maltratos dependen de varios factores, como el tiempo en el que se sufren y la edad de los menores, ya que no es lo mismo una experiencia de 14 años que de 4.
Para su futuro, el psicólogo ha destacado la ventaja del apoyo que se pueden dar los ocho hermanos, ya que se ha mostrado convencido de que se han cuidado entre ellos.