Otro regreso real que incomoda
Juan Carlos I vuelve a Sanxenxo, once meses después, bajo el temor de Zarzuela a que todo se politice
Solo fueron 96 las horas que Juan Carlos I permaneció en España en el que fue su primer viaje después de que en el verano de 2020 decidiera, acuciado por sus problemas judiciales, establecer su residencia en Abu Dabi. Cuatro días a finales de mayo que dieron para mucho, en los que el anterior jefe del Estado, con el panorama legal más tranquilo, se dio un baño de masas a su paso por la localidad gallega de Sanxenxo, participó en las regatas que tanto le gustan y tuvo la oportunidad de reencontrarse con sus más íntimos.
Una visita fugaz, fruto de arduas negociaciones entre algunas personas de su confianza y el equipo de Felipe VI, en la que el rey emérito pudo volver a pisar el palacio de la Zarzuela, su hogar durante décadas, y dialogar cara a cara con su hijo después de casi dos años distanciados física y emocionalmente. Un «tiempo amplio de conversación», según la Casa Real, en el que el jefe del Estado consiguió llegar a un entendimiento con don Juan Carlos y en el que le hizo ver cómo sus esfuerzos —la aprobación un mes antes de un decreto por el que la Corona aceptaba someterse a una fiscalización similar a la de la Administración— habían quedado, en apenas cuatro días, superados por los acontecimientos.
La actitud mostrada en estos once meses hizo a todos pensar que el anterior monarca abandonó Zarzuela con la lección aprendida. Aunque no ha escondido en todo este tiempo que echa de menos volver a reunirse con sus amigos y su familia, ha optado por mantener un perfil bajo evitando así cualquier erosión sobre la institución que durante 39 años comandó. Un apagón informativo que sólo ha roto para arropar en París a su amigo Mario Vargas Llosa en la ceremonia de entrada en la Academia Francesa —a la que acudió acompañado de la infanta Cristina— o para asistir en septiembre al funeral de Estado en Londres de Isabel II y al entierro, en enero, de su cuñado Constantino de Grecia. Reapariciones, estas dos últimas, que propiciaron un nuevo encuentro entre padre e hijo que hacían pensar que los puentes entre ambos estaban reconstruidos.
Pero la decisión del rey emérito de regresar de nuevo a España antes de lo previsto para acudir a las regatas de Sanxenxo, obviando además el protocolo de contar con el visto bueno de Casa Real, ha hecho saltar las alarmas.
En el entorno de don Juan Carlos inciden en su interés por volver a competir a fin de preparar la Copa del Mundo, que se celebrará este verano en Inglaterra, para justificar el movimiento. Querría haberlo hecho en las regatas de mayo, pero coinciden con la campaña de las autonómicas y municipales, y el anterior jefe del Estado entiende la necesidad de no generar revuelo en vísperas del 28-M. Por eso ha preferido programar su viaje ahora.
Aterrizará el miércoles en la localidad pontevedresa para entrenar junto a la tripulación de su embarcación, el ‘Bribón’, y participar en la segunda serie de la Copa de España que se celebrará este 22 y 23 de abril en el Real Club Náutico de Sanxenxo. Una visita en la que, esta vez, no tiene previsto pasar por Madrid para ver a Felipe VI y el resto de la familia.
Juan Carlos de Borbón interpreta que aunque cerca de los comicios, no es aún periodo electoral, por lo que su presencia no interferiría para nada. Pero Podemos ya ha empezado a instrumentalizar el viaje al tildarlo de «indecencia democrática» despertando los peores temores en la Zarzuela, que preferiría la visita en junio como pronto y que prepara el terreno para evitar males mayores. En la Casa del Rey confían en todo caso en que la conversación que Felipe VI mantuvo con su progenitor haya calado y su exposición esta vez sea menor que hace un año.