Diario de León

Los pueblos se quedan sin mesas

En el 62% de los municipios habrá una urna, lo que hará que los vecinos se desplacen varios kilómetros  

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Ponferrada

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Entre los 265 residentes en España que votarán en la única mesa electoral de Peranzanes el 23 de julio están Modesto Álvarez y Francisco Méndez. Uno, de Chano. El otro, de Peranzanes. Este último no tendrá que moverse mucho para depositar su voto en la urna que se colocará en la casa consistorial, pero Modesto sí tendrá que desplazarse los tres kilómetros y medio que separan su domicilio del Ayuntamiento. Y lo hará a pie. Así lo ha hecho en los últimos años y asegura no tener problema alguno. Para él, el mayor mal de un pueblo no es que sus vecinos tengan que ir al de lado para votar, sino la falta de servicios, sobre todo el médico, que a su edad es de recurrente visita y de imperante necesidad.

Modesto tienen 87 años y regresó a Chano hace ya unos cuantos después de pasar 17 en Alemania y otros muchos en Gijón. Fue vendedor ambulante y, cuando se jubiló, tenía claro que su pueblo era el mejor destino. «No tengo ningún inconveniente en venir andando», le reconoce a la alcaldesa de Peranzanes, Henar García, que es quien le plantea la pregunta.

Cinco menos

Palacios del Sil, Santa Marina del Rey, Riego de la Vega y Riello pierden mesas respecto a 2019

El pueblo más lejano de la cabecera municipal es Fresnedelo , que está a unos diez kilómetros; pero en Peranzanes nadie pone pegas. «Hay mucha gente de Chano y Trascastro que se acerca a dejar su voto caminando», asegura la regidora. Modesto, por lo tanto, no es el único. «Aquí, en el 99% de los casos, es la familia quien se encarga de traer al votante cuando este no se puede desplazar», apunta Henar García, asumiendo con normalidad tal hecho porque así ha sido siempre.

Y cuando no es la familia, siempre hay algún vecino. «Entre la mayoría de los pueblos no hay mucha distancia y la gente mayor que no tiene manera de desplazarse por su cuenta, entre vecinos se arreglan», dice también la alcaldesa. Y Francisco Méndez lo confirma.

A sus 82 años, este vecino de Peranzanes que dedicó su vida laboral a fabricar ruedas en Michelín es consciente de que vivir en un pueblo tiene sus complicaciones, pero también sus ventajas. Todo se puede ir llevando menos la falta de médico, asegura también, dejando claro otra vez cuál es la principal preocupación de los habitantes de mayor edad del medio rural de esta provincia.

41.689 habitantes

Son los que viven en los 130 municipios de la provincia que solo contarán con una mesa

Una gorra para el sol, una cachava para sostener el paso y sus propios piernas. A Modesto Álvarez no le hace falta más. Mientras tenga fuerzas para caminar seguirá haciéndolo a diario y aprovechará esa rutina también para ir a votar. Así de paso se encuentra y charla un rato con sus vecinos. El 23 de julio, Modesto Álvarez acudirá a la urna. De eso no tiene dudas.

A sus 83 años —casi 84 como ella misma se encarga de subrayar— Natividad Martínez no ha fallado ni un año de la democracia ante a la urna electoral. Hasta 2019, votó en el salón del pueblo de Valseco (Palacios del Sil), pero el 23 de julio no podrá ser. Este municipio ha perdido dos mesas con respecto a los pasados comicios nacionales (Valseco y Susañe del Sil) y todos los vecinos deberán desplazarse hasta la cabecera municipal para depositar su voto. Tal condición está haciendo que Natividad se replantee lo de votar. Ella misma se corrige en su discurso y se convence de que, al final, lo hará; pero sus dudas representan a las de todos los vecinos de los pueblos, sobre todos los mayores, que tienen que depender de otros para ejercer su derecho.

En el 62% de los municipios de la provincia de León, se instalará una única mesa electoral . Son 130 de los 211 y aglutinan a 41.689 vecinos, prácticamente el doble de los que votan en San Andrés del Rabanedo y casi la mitad de los que lo hacen en León. Son muchos, pero viven repartidos en pueblos de muy pocos habitantes que no consiguen llegar al mínimo necesario para instalar más de una mesa. Ese mínimo está en 200 electores, salvo que el total de habitantes del municipio esté por debajo de esta cifra. En este caso, sea cual sea el censo, la colocación de la mesa es obligada por imperativo legal.

Siempre ha de haber una mesa por cada municipio, por eso Castilfalé tendrá una con 60 vecinos que votarán en el pueblo y no desde el extranjero y Campazas, con 95, y Maraña, con 108, y San Adrián del Valle, con 90. Pero también tendrán solo una mesa Carrocera, pese a contar con 467 votantes residentes en España, y Encinedo, con 553, e incluso Hospital de Órbigo, con 841.

Es la Oficina del Censo Electoral la que determina la ubicación de las mesas, pero siempre dando opción a los ayuntamientos para que hagan sus aportaciones. En algunos casos, según apuntaron fuentes de esta entidad, es más fácil para los municipios instalar solo una mesa, aunque por población pudieran tener otra más, que asumir el dispositivo de organización que requiere la colocación de la segunda. Hay que tener en cuenta que los mayores de 65 años no están obligados a ser miembros de una de ellas y, en los pueblos, la mayoría de los vecinos sobrepasa esta edad, por lo que se complica la composición. Lo que no se puede dar es que haya dos mesas y una de las dos no alcance los 200 electores.

Hay casos, como en Murias de Paredes , donde los vecinos tienen que hacer más de 50 kilómetros (ida y vuelta) para votar. Así les pasa a los residentes en Fasgar. Por eso, la alcaldesa, Carmen Mallo, vuelve a reclamar este año un cambio de perspectiva hacia el medio rural para ponerle a sus vecinos las cosas más fáciles. «El mundo rural sigue estando en situación de inferioridad para todo y la mirada hacia él cada vez es más lejana y más triste», aseguró la regidora. «Hay que tirar de los vecinos y de la gente del pueblo y, sino, desde el Ayuntamiento se le puede facilitar un taxi si quieren venir a votar», añadió.

En todo caso, lo de los taxis no es lo más extendido. Al menos, así lo corroboran los taxistas de Villafranca del Bierzo y de Molinaseca, dos municipios con varios núcleos poblacionales en los que se pudieran plantear problemas; pero donde los taxistas aseguran que nunca han hecho un servicio para trasladar a un vecino hasta el local de votación.

También la Subdelegación del Gobierno en León ofrece la opción de transporte previa solicitud de los ayuntamientos e, incluso, Cruz Roja sí así se lo encomienda la Junta Electoral. En todo caso, a ninguna de estas opciones se les da uso. Al menos no en las convocatorias de los últimos años.

La provincia de León tiene una superficie de 15.581 kilómetros cuadrados repartidos en 211 municipios con 1.226 pueblos. De esos más de 200, solo una docena superan los 5.000 habitantes. Es decir, León es eminentemente rural y las dificultades que se puedan plantear para acudir a las urnas el 23 de julio no serán exclusivas de un lugar, sino generalizadas.

Las 722 mesas electorales que se colocarán en la provincia son cinco menos que en la última convocatoria nacional. Dos ya se ha visto que las ha perdido Palacios y otra la pierde Riello, la de Vegarienza. El alcalde, Manuel Rodríguez, se muestra pragmático. «Hay rangos de población y las normas están para cumplirlas», dice. Su municipio tiene 41 pueblos y, con dos mesas, la mayoría de los vecinos ya tenían que desplazarse hasta otra localidad para votar; así que «si la gente se va a desplazar en coche, da igual cinco kilómetros más que menos», afirmó.

Rodríguez no ve muy operativo lo de poner un transporte para que los vecinos acudan a votar, por la complejidad de organizarlo al gusto de todos y por las connotaciones que eso pudiera tener.

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