Natividad Martínez (Valseco): «Mira tú qué descanso ir al salón a votar y volver a tu casa sin estar pendiente de nadie»

A estas alturas de mes, Natividad Martínez todavía no sabe cómo va a ir a votar desde Valseco, donde vive, hasta Palacios del Sil, donde se colocará la urna electoral. «Hasta no hace mucho votábamos aquí en el pueblo, pero ahora dicen que no hay gente y nos hacen ir a Palacios. Los pueblos cada vez están más abandonados, no solo en esto, en todo», considera esta mujer de 83 años que preferiría «no tener que molestar a nadie» para que la lleve a votar. «Y los de Salientes están todavía más lejos», recalca.

«Tenían que tener un poco más de consideración por nosotros que, encima, somos personas mayores. A mí siempre me gustó votar, porque cada uno tenemos nuestras ideas. Hasta ahora siempre lo hice, pero este año pienso que qué más da que yo no vote, por uno no pasa nada. No sé que haré al final», afirma Natividad, podida por la pereza de tener que desplazarse hasta otro pueblo.

«Mira tú qué descanso que hubiera, como hubo, una urna en el salón del pueblo. Para la mayoría de nosotros sería mucho más fácil. Íbamos, votábamos y volvíamos para nuestra casa. Así, tenemos que andar dependiendo de alguien, estar pendiente de si te llevan o no y de si pueden llevarte cuando tu quieres. Yo lo intentaré, pero no sé al final que haré», dice.

A Natividad, la necesidad nunca le obligó a salir de Valseco. Aquí ha vivido desde que nació. Hija de un tratante de castrones, ella misma y su marido se dedicaron después a la ganadería. Conoce bien la vida en el pueblo. Sabe cómo fue y cómo es ahora, aunque a su edad las cosas ya se ven muy diferentes a como lo hace alguien más joven.