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Los candidatos se suceden estos domingos en el rastro de León para pedir el voto. DL

Publicado por
ÓSCAR R. VENTANA
León

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La imagen de candidatos de los partidos políticos pidiendo estas semanas el voto en mercadillos o en mercados de abastos es un clásico de las campañas electorales y los motivos para que esta práctica se haya mantenido en España durante décadas se resumen en dos: la cercanía y la abundancia de público objetivo en un mismo espacio, aunque existen matices, según los expertos y candidatos consultados.

1. HERENCIA DEL PASADO

Algunos especialistas apuntan a que este tipo de prácticas electorales tiene su origen en las campañas municipales, más cercanas a los potenciales votantes, por lo que se ha convertido en algo «casi histórico» y «tradicional» para los partidos, que muchas veces tiran de programaciones de años anteriores para organizar los actos, lo que va en detrimento de la innovación y lleva a la repetición. «Terminará perdiéndose, como muchas otras cosas», vaticina uno de los consultados, un veterano director de campañas electorales, donde reconoce que se buscan «perchas» de las que colgar el mensaje del día para cada partido.

2. EN BUSCA DE LA GENTE

Relacionado con la búsqueda de esos marcos en los que colocar el eslogan diario surge la pregunta de los estrategas de campaña de dónde se encuentran los ciudadanos concentrados en una mañana de fin de semana -también otros días donde el mercadillo se celebre a diario-. Y las respuestas son limitadas. ¿En misa? Cada vez menos fieles... ¿En la playa, aprovechando que esta campaña se inserta en pleno julio? Quizás los candidatos estén un poco desubicados entre bañadores y bikinis... Pero ¿y el rastro? Quizás no los ‘primeros espadas’ de las elecciones generales, pero los candidatos provinciales suelen dejarse caer por ese foro, que no falla a su cita los sábados y domingos en la mayoría de las ciudades y municipios de mayor tamaño de cada provincia.

El alcalde de Valladolid y candidato del PP al Senado, Jesús Julio Carnero, reconoce que «estar en el mercadillo es sentir el comercio de una manera ancestral, es sentir el comercio como siempre existió, es sentir el comercio en su propia identidad, de manera tradicional, de manera directa, de manera local, de proximidad».

3. CONEXIÓN CON LA CALLE Y CERCANÍA

Los expertos consultados coinciden en que la práctica de pedir el voto en el mercadillo es también un mensaje en sí mismo, ya que los candidatos muestran que ‘pisan calle’ y tratan de evidenciar cercanía con los que decidirán sobre su futuro en las urnas.

«El mercadillo haría visible ese afán de los políticos por demostrar que no sólo pisan moqueta, sino que frecuentan los lugares que podría frecuentar el vecino de a pie, el pueblo, la ciudadanía», indica el politólogo y profesor de la Universidad Pontificia de Salamanca, Óscar Sánchez.

Este analista político añade que, aunque esta práctica está más ligada a la campaña electoral que al resto de la legislatura, es «un propósito que a los partidos les gusta proyectar».

4. VARIEDAD DE PÚBLICO

Los expertos coinciden también en que en este tipo de espacios se mezcla un amplio espectro de la sociedad. «En pleno 2023, las posiblidades de segmentación son elevadísimas, pero el microtargeting desplegado en el mundo digital a través de las redes sociales sigue siendo compatible con una apuesta tan analógica como contactar con públicos tan variopintos que se dan cita en el rastro», ha analizado Sánchez.

El candidato del PSOE por Salamanca, David Serrada, explica que acudir a un mercadillo en municipios que son cabeza de comarca en la denominada España Vaciada permite contactar con los vecinos de otros pueblos que se desplazan en esa jornada comercial para realizar sus compras.

5. EDUCACIÓN «CARA A CARA»

Además, añade Serrada, «la gente va con más tranquilidad que en el día a día, predispuesta a pararse, incluso para plantear preguntas muy concretas» sobre sus problemas cotidianos: los propios vendedores preguntan por el futuro de las cuotas de los autónomos; las personas mayores por sus pensiones, mayoritariamente.

Carnero centra su discurso en los titulares de los puestos, a quienes ve como «gente llena de gratitud, de buen hacer, de buen trabajo»: «El mercadillo es un medio de vida y, por ello, yo creo que merece la pena apostar por nuestros mercadillos», resume.

¿Y resulta duro ese «cara a cara» tan cercano con los ciudadanos? «No, la gente es educada, si no quieren la propaganda o lo que estemos repartiendo te lo dice de buena manera en la mayoría de los casos, aunque también hay algún caso desagradable», explica Serrada.

En concreto, al representante socialista le duele que, aunque sean «muy pocos», en esta campaña se hayan encontrado con personas que recurren al lema «Que te vote Txapote».