Diario de León

Ferrándiz, el asesino de mujeres, sale de la cárcel tras 25 años preso

Cumplir la máxima, abandona Herrera de la Mancha y dice que se va a ir a vivir al extranjero

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León

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Con su rostro oculto bajo una mascarilla. Como si aún estuviéramos en pandemia, una simple estratagema para no mostrar su cara, la misma que el pasado viernes el diario ‘Las Provincias’ adelantó en exclusiva. Con una gorra oscura y unas gafas de sol para disimular aún más su aspecto. Un asesino bajo la fachada de un hombre normal. Cargado con una bolsa de deporte con las escasas pertenencias que acumulaba en la ‘trena’.

El asesino en serie Joaquín Ferrándiz ya está en libertad. El recluso abandonó ayer la prisión de Herrera de la Mancha (Ciudad Real), su casa durante 25 años. El recluso cruzó la puerta del centro penitenciario tras cumplir la pena máxima que marca la ley a pesar de que la Audiencia de Castellón lo condenara en 1999 a 69 años de cárcel tras cobrarse la vida de cinco mujeres.

Salió rodeado de media docena de cámaras, fotógrafos y reporteros que le esperaban a las puertas de la prisión de Herrera. Luego se esfumó en un taxi que le esperaba a la salida. «Me han llamado de la cárcel para que venga a por un interno, pero no sé quién es», indicaba el taxista poco antes de que el exconvicto se subiera al vehículo. Sin saber que iba a trasladar en el asiento trasero a uno de los asesinos en serie más sanguinarios.

Ferrándiz habló. «Me voy al extranjero para no molestar a nadie y rehacer allí mi vida». Apretado por las preguntas de los periodistas, Ferrándiz mostró algo de arrepentimiento. Aunque haya sido sólo con un escueto «claro» al ser inquirido por la prensa. A regañadientes y con pocas palabras. «A Castellón no regresaré nunca, por respecto a las víctimas». Ha pedido «perdón» a los familiares de las cinco mujeres a las que arrebató la vida. Sin explayarse. Sin demasiado sentimiento. E indignándose cuando se le repetía la pregunta: «Ya lo he dicho».

En los años 90, cuando se le impuso la pena, todavía no estaba en vigor la prisión permanente revisable, que se instauró en el Código Penal el 30 de marzo de 2015. De haber sido juzgado por sus crímenes en la actualidad, lo más probable es que Ferrándiz no hubiera vuelto a ver la luz del sol y habría sido juzgado por un Tribunal del Jurado. Pero ahora, con 60 años, ya es un hombre libre.

La imagen actual de Ferrándiz en nada se parece a la que tenía cuando lo condenaron en 1999. Entonces tenía 35 años. Ahora su cabello está cubierto de canas. También ha engordado desde entonces. Prácticamente irreconocible. También es lo que pretende.

Funcionarios de la prisión de Herrera de la Mancha ya desvelaron el plan que el propio Joaquín Ferrándiz ha confirmado este sábado a las puertas de la prisión: desaparecer del mapa. Trasladarse a vivir al extranjero. Ir a algún lugar en el que nadie le reconozca. Empezar una nueva vida que no esté marcada por los crímenes que cometió. Él ya ha dado carpetazo a las cinco vidas que arrebató con sus propias manos. Incluso lo reconoció sin tapujos. Mientras estaba entre rejas dio una entrevista a una criminóloga cuyo audio fue emitido hace unas semanas por TVE en la que declaró: «No sé ni qué cara tenían las víctimas».

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