Sánchez, de nuevo contra pronóstico
Pedro Sánchez lo ha vuelto a hacer. El líder de los socialista firmó este 23 de julio unos resultados sorprendentes, mucho más favorables de lo que la inmensa mayoría del propio PSOE esperaba hace dos meses, cuando decidió adelantar las elecciones inicialmente previstas para diciembre como reacción al varapalo del 28-M. El PSOE no logró convertirse en primera fuerza pero no se quedó tan lejos del PP como los últimos sondeos publicados antes del apagón obligado por la ley electoral apuntaban —en escaños la diferencia es de 14, pero en votos de apenas un punto— y Alberto Núñez Feijóo no podrá gobernar.
El presidente del Gobierno ha ganado finalmente una apuesta en la que el 29 de mayo solo él y algunos de sus fieles parecían creer, la de una remontada auténticamente épica. Y ha vuelto a poner de manifiesto que su empeño en pelear hasta el último minuto las bolas más difíciles tiene recompensa, aunque no sea una recompensa tan redonda como la que él ansiaba, porque para reeditar un Gobierno de coalición con Sumar no solo necesitaría volver a recabar el apoyo de todos sus aliados actuales sino también el de Junts, que prometió a sus electores no apoyar ni a Sánchez ni a Feijóo. Había dirigentes territoriales del PSOE convencidos de que el ‘antisanchismo’ era un sentimiento mucho más potente que el temor a un Gobierno del PP con Vox, sobre el que el comité de estrategia socialista hizo pivotar fundamentalmente la campaña. Ese miedo, que también funcionó en 2019, cuando los socialistas agitaron la famosa ‘foto de Colón’ había fracasado, en cambio, en Madrid, en Andalucía y en las recientes autonómicas y locales. Pero esta vez encontró en la firma de los acuerdos sellados por los populares y Vox.