Líneas rojas de independentistas y nacionalistas
El complejo tablero político que dejaron las urnas el 23-J ha dibujado un Congreso ingobernable en el que ninguno de los principales candidatos reúne los apoyos claros para lograr la investidura.
Los partidos nacionalistas e independentistas de Cataluña, País Vasco y Galicia tendrán en la nueva legislatura menor representación en el Congreso al perder nueve asientos tras pasar de 35 a 26. Pero su apoyo continuará siendo indispensable para Sánchez.
Los partidos independentistas y, en especial Junts, son conscientes de que el éxito o no de la investidura de Sánchez pasa por la aceptación de todas o buena parte de sus reivindicaciones.
La izquierda abertzale de Arnaldo Otegi garantizó a Sánchez el día después de las generales los seis votos de EH Bildu sin «líneas rojas en público» y no ha vuelto a pronunciarse al respecto.
Junts no pierde ocasión de recordar que no va de farol, que el peaje pasa por la amnistía al expresidente de la Generalitat y que este pueda regresar a España sin pasar por prisión, así como competencias para celebrar un referéndum de autodeterminación.
ERC, socio del Gobierno de coalición en la XIV legislatura, ha optado por marcar perfil propio en este complejo escenario. .
Coalición Canaria se muestran dispuestos a negociar «un acuerdo puntual» con el candidato que tenga más apoyos para que España no se paralice, pero aseguran que no apoyarán ningún acuerdo de legislatura que incluya en el Gobierno a Vox, Sumar, Podemos o Bildu.
El PNV reivindica su papel como ‘voto útil’ en las generales en un contexto en el que el protagonismo de EH Bildu en el bloque de izquierdas es mayor tras haber conseguido un diputado más en los comicios. El partido nacionalista está haciendo gala de ser «previsible», en palabras de su líder de Vizcaya, Itxaso Atutxa, y su objetivo es «volver a ser la voz vasca en Madrid y establecer una línea de defensa firme de los intereses vascos», según su presidente, Andoni Ortuzar.
El Bloque Nacionalista Galego ha pasado de tender la mano a Sánchez para evitar un gobierno «de la derecha y ultraderecha machista, xenófoba y antigallega» a precisar que su apoyo no será «un cheque en blanco». Prepara un documento de exigencias para presentarle al cabeza de los socialistas.