Diario de León

Puigdemont decidirá dos horas antes de la votación quién preside la Mesa del Congreso

El expresident catalán advierte al PSOE de que «se acercan días decisivos, crece el nerviosismo y sube la subasta»

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Carles Puigdemont está decidido a jugar todas las cartas en su mano y tensar hasta el último minuto de descuento las negociaciones para que, al menos, una mayoría progresista presidida por un candidato del PSOE controle la Mesa del Congreso, el máximo órgano control de la Cámara baja y vital de cara a una posible legislatura con Pedro Sánchez ante la mayoría absoluta del Partido Popular en el Senado. La dirección de Junts anunció ayer que pospone hasta el jueves a las 8.00 horas la reunión en la que decidirá el sentido de su voto. Dos horas después comenzarán las votaciones en el Congreso. Por mucho que pueda ya estar decidido el veredicto de Puigdemont a falta de esa reunión, Junts guarda una estricta confidencialidad sobre el sentido de su voto, que en última instancia deberá ser para el candidato del PSOE, para el del PP o un voto nulo que significaría en cualquier caso un triunfo de los populares dadas las mayorías en la Cámara baja surgida tras el 23-J.

Si Junts opta por los socialistas se vería recompensado con un grupo propio en el Congreso gracias a un presidente del PSOE que interpretaría de forma flexible el reglamento del Congreso, algo que se adivina del todo improbable con el PP al mando de la Cámara baja. El asunto no es baladí, ya que supone un importante ingreso económico a cuenta de la financiación pública y más tiempo a la hora de intervenir durante los debates parlamentarios desde la tribuna del Congreso. No importan las posibles ventajas inmediatas.

El propio Puigdemont se encargó ayer de recordar que, a la postre, será él quien decida o, lo que es lo mismo, que es él quien tiene la sartén por el mango. Nunca el expresidente catalán se vio con tanto poder en su mano después de su fuga en un maletero hacia Bélgica tras la aplicación del artículo 155 de la Constitución por parte del Gobierno de Mariano Rajoy, al que apoyó el PSOE de Pedro Sánchez en el Senado. Habrá un debate formal el jueves en la dirección de Junts, aunque se dé solo en parte y con todo decidido de por sí.

La mayoría de los dirigentes de la formación independentista son afines y leales a Puigdemont, quien se encargó de expulsar uno tras otro a los antiguos dirigentes de una Convergència que en el pasado apostaron por influir de forma positiva en la política nacional a cambio de compensaciones para Cataluña. Artur Mas, que fue el último gran líder convergente a la vez del presidente catalán que dio el pistoletazo de salida al ‘procés’, ha insistido en las últimas semanas a Puigdemont en la necesidad de «ser exigentes, pero no intransigentes».

«Perseverancia y paciencia»

No parece que la recomendación de Mas haya hecho mella en la estrategia radical del que fuera su sucesor al frente de la Generalitat. Puigdemont amenazó ayer al PSOE a través de las redes sociales desde su refugio en Waterloo. «Encarar una negociación a través de declaraciones públicas no es nuestra opción», afirmó el expresidente catalán. Fue mucho más allá. «A medida que se acercan días decisivos, como este próximo 17 de agosto, crece el nerviosismo y sube la subasta. Y se disparan las especulaciones», añadió antes de concluir con un mensaje de resistencia hacia los suyos: «Paciencia, perseverancia y perspectiva».

Mientras Puigdemont deshoja la margarita en este primer paso hacia una futurible investidura de Pedro Sánchez, el resto de fuerzas progresistas llaman a las puertas de Junts. Desde las filas socialistas, Pilar Alegría restó importancia a los avisos del líder de Junts. La portavoz del PSOE y ministra de Educación en funciones volvió a aludir a la prudencia y a las negociaciones que se están llevando a cabo «de forma discreta». Lo que sí han dejado claro los socialistas es que no cederán la Presidencia del Congreso al PNV, una posibilidad que ha lanzado la única diputada de Coalición Canaria y que no ha tenido eco en ninguna formación del grupo progresistas, tampoco siquiera entre los nacionalistas vascos. Más allá del PSOE, tanto Sumar como EH Bildu reconocieron ayer contactos con la formación independentista catalana para que la Presidencia del Congreso y la mayoría de su Mesa recaiga sobre una mayoría progresista.

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