Diario de León

El PSOE evita el debate sobre la amnistía y ridiculiza el intento de investir a Feijóo

Los socialistas hurgan en la herida abierta entre PP y Vox y fijan a Sánchez como el único candidato viable

Imagen de la vicepresidenta primera del Gobierno, Nadia Calviño. RODRIGO JIMÉNEZ

Imagen de la vicepresidenta primera del Gobierno, Nadia Calviño. RODRIGO JIMÉNEZ

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Discreción y hermetismo en torno a todas y cada una de las conversaciones con otras fuerzas políticas que podrían dar lugar a una nueva investidura de Pedro Sánchez o, en caso de fracaso, precipitar una repetición electoral que podría darse ya a finales de octubre.

El silencio fue la receta que aplicó el PSOE durante las negociaciones con sus socios de Sumar y las partidos independentistas tras el 23-J. Aunque sobre la bocina, les dio resultado y tratan ahora de repetir la jugada: la candidata socialista Francina Armengol fue elegida presidenta del Congreso en primera votación con mayoría absoluta gracias a los apoyos de Sumar, Esquerra, Junts, PNV, EH Bildu y BNG.

Desde Ferraz se apuesta por repetir estrategia. El problema son los nuevos peajes. Para asegurarse la mayoría del órgano de gobierno de la Cámara baja bastó con conceder el uso de las lenguas cooficiales durante los debates en el legislativo y dos comisiones de investigación, una en torno a las supuestas escuchas telefónicas mediante el sistema Pegasus a líderes independentistas y otra para aclarar una presunta conspiración que denuncian sectores ultras del independentismo a cuenta de posibles contactos entre el CNI y la célula yihadista que cometió hace seis años los atentados del 17 de agosto en Cataluña y que se saldaron con 16 víctimas mortales.

El problema ahora para los socialistas es que tanto Esquerra como Junts han puesto el contador a cero y reclaman nuevas concesiones, a las que se unen la competencia entre ambas formaciones soberanistas de cara a dilucidar cuál de ellas lidera el independentismo. Más aún cuando las próximas elecciones autonómicas en Cataluña deberán celebrarse como máximo en febrero de 2024, un calendario que se antoja de los más improbable ante la soledad parlamentaria que mantiene atado de pies y manos a Pere Aragonés en su función de presidente de la Generalitat. Félix Bolaños ejerció ayer de portavoz del PSOE en un acto simbólico para la izquierda como fue la entrega de los restos de republicanos ejecutados por el franquismo y sepultados después en fosas comunes. El ministro de Presidencia en funciones y encargado de manejar entre bambalinas el futuro la investidura de Sánchez esquivó la espinosa cuestión de la amnistía que se reclama tanto desde ERC como Junts, y que no rechazan Sumar, PNV y Bildu. Los socialistas estudian el complicado encaje constitucional de una ley que afectaría a miles de implicados en el ‘proces’, más aún cuando entre ellos figuraría Carles Puigdemont, el expresident catalán prófugo de la justicia española desde su huida a Bélgica tras el 1-O y la aplicación del artículo 155 por parte del entonces Gobierno de Mariano Rajoy, una medida que apoyó el PSOE de Pedro Sánchez.

Ganar tiempo

Los socialistas dan por descontado que Feijóo se ofrecerá este martes en Zarzuela a Felipe VI como candidato a la investidura. «Es ridículo», afirmó ayer Bolaños sobre el «empeño» del líder del PP para postularse a la Presidencia del Gobierno. «La elección de la Mesa del Congreso refleja lo que es la mayoría que hay en la Cámara baja y lo que votaron los españoles», resumió el titular de Presidencia.

El líder del PP está decidido a postularse ante el Rey para presidir el Gobierno con el argumento de que fue él el candidato más votado. Sánchez hará lo mismo pero apelando a la aritmética parlamentaria que encumbró a Armegol a la Presidencia del Congreso gracias al apoyo de los diputados nacionalistas e independentistas. El PSOE trata de ganar tiempo mientras negocia en secreto las líneas rojas puestas sobre la mesa por el independentismo y que pasan por la amnistía y la autodeterminación. Bolaños hurgó ayer en la herida abierta entre PP y Vox en la votación de la Mesa del Congreso, en la que la formación de Abascal votó por su propio candidato y Cuca Gamarra, la apuesta de Feijóo, se quedó en solo 139 apoyos frente a los 178 de la socialista Armengol. «El fracaso de la derecha y la ultraderecha es manifiesto», zanjó Bolaños a modo de presión para una ronda de contactos del Rey de la que saldrá un candidato a la Presidencia del Gobierno.

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