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El independentismo avisa a Sánchez de que con la amnistía no le basta

Junqueras se anticipa a Puigdemont y exige la autodeterminación a cambio de la investidura

Publicado por
León

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ERC y Junts fijarán esta semana las bases de la negociación para la investidura de Pedro Sánchez. Carles Puigdemont desgranará mañana sus condiciones en una conferencia desde Bruselas y los republicanos celebrarán un cónclave entre el miércoles y el jueves en Vilanova i la Geltrú (Barcelona). Empieza el curso político y con él un largo proceso negociador, que el PSOE aspira a culminar para mediados de octubre, tras el previsible fracaso de Alberto Núñez Feijóo.

Hay una certeza. Al PSOE le va a salir caro. A los independentistas catalanes, en dura pugna entre ellos y en competición ante unas próximas elecciones catalanas que se celebrarán antes de 2025, no les bastará con una ley de amnistía o cómo finalmente se acuerde su denominación pese a los escollos jurídicos y políticos que entraña. Abrir la carpeta del referéndum separatista también será necesario.

ERC exige reactivar la mesa de diálogo para negociar una salida al conflicto político que sea votada por los catalanes. Su presidente, Oriol Junqueras, se anticipó ayer al anuncio de Puigdemont y advirtió a los socialistas de que la amnistía no será suficiente. También será «imprescindible», según afirmó en La Vanguardia, «plantear la autodeterminación» y pactar las condiciones para celebrar un referéndum. «La amnistía no es el punto final de nada, sino el punto inicial», aseguró. Algo parecido decían los republicanos hace cuatro años sobre los indultos. La amnistía es, en cualquier caso, una línea roja para Esquerra, que ante el protagonismo que ha adquirido Junts han elevado el precio de la investidura a una semana de la Diada. El año pasado fueron abucheados e insultados. El Govern en solitario de Pere Aragonès regresa este año a la manifestación. El Gobierno de Sánchez ya no descarta la amnistía, a diferencia del referéndum, que sigue siendo tabú. Puigdemont irá más allá que Junqueras. El expresidente de la Generalitat acapara todas las miradas de la política española. Ha pasado de prófugo a posible socio de la investidura. Tiene el botón rojo del adelanto electoral en sus manos y su futuro político y judicial depende de la decisión que adopte. Hasta la fecha, su condición negociadora ha sido que se cobra por adelantado. Así quiso que quedara patente en el acuerdo para la investidura de Francina Armengol. La obsesión de Junts es diferenciarse de ERC y que el electorado perciba que sabe negociar y no se deja engañar.

Los junteros se pasaron la última legislatura arremetiendo contra los republicanos, a los que acusaban de apoyar gratis a Sánchez a pesar de los indultos y la reforma del Código Penal. «No busco salidas personales», insiste Puigdemont, para marcar distancias con cómo negoció ERC, de la que los junteros, aunque también se beneficiaron, creen que solo buscaba la salida de la cárcel de los líderes del ‘procés’. El expresidente detallará mañana las reclamaciones que exige como contrapartida a los siete escaños de Junts y fijará el marco general de la negociación, las condiciones metodológicas que pide para que avancen las conversaciones. Es decir, que continúe la discreción (los independentistas temen el ruido externo) y que se pague por adelantado.

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