Diario de León
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La imagen que Yolanda Díaz busca evidenciar en la sesión de investidura de Alberto Núñez Feijóo es la de un candidato del PP derrotado por ser «incapaz de recabar apoyos suficientes». Una estampa para allanar el camino a al reedición del actual Gobierno de coalición. Sin embargo, las tensiones dentro del grupo parlamentario de Sumar amenazan con hacer zozobrar la convivencia interna en una jornada, en principio, propicia para su lucimiento. Agraviados tras ser privados de las portavocías en el Congreso, Podemos acusó ayer a la vicepresidenta segunda en funciones de «abusar de las decisiones unilaterales» dentro de la coalición, como señaló en rueda de prensa su coportavoz Pablo Fernández. Además piden, como había hecho Izquierda Unida el pasado viernes, abrir «espacios de toma de decisión democráticos», algo que, denuncian, no existe.

Y es que a última hora de la tarde, en la sede del partido que dirige Ione Belarra aún desconocían si alguno de sus cinco diputados iba a poder tomar la palabra durante los turnos de intervención (30 minutos) y réplica (10) de los que dispone su grupo parlamentario. Paralelamente, en el cuartel general de Sumar, no desvelaban los nombres que barajaban para participar en la sesión y ni siquiera daban por seguro que Díaz fuera a subir a la tribuna. Su portavoz, Ernest Urtasun, señaló por la mañana que la decisión no estaba tomada aún y «debe consensuarse» con el resto de partidos. Pero fuentes del partido morado desconfiaban al ser consultadas: «Un debate así no se prepara en un día».

Estas diferencias van más allá de la investidura y empiezan a agruparse en torno a una eventual reedición del Gobierno de coalición. Podemos mantiene la pretensión de elegir a sus ministros y de que no será Díaz quien lo haga. «Lo tenemos muy claro», reforzó Fernández. De aceptarse, esto posibilitaría el reclamo de los morados de mantener a su número dos, Irene Montero, al frente de la cartera de Igualdad otra legislatura.

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